Hace cinco años llegaba al Gobierno de Pedro Sánchez como flamante ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico. Desde un principio, el sector cinegético la recibió con escepticismo e «incertidumbre». A sabiendas de que provenía de la vieja escuela de Cristina Narbona y estaba entregada al ecologismo, las perspectivas de futuro para la caza no eran nada halagüeñas. Más que nada, porque no se podía obviar el hecho de que meses antes hubiese afirmado en una entrevista que «prohibiría la caza y los toros» si pudiera. Pero siempre quedaba el beneficio de la duda.

La duda tardó poco en despejarse. Ya en una de sus primeras intervenciones tras coger la cartera ministerial se alineó junto al animalismo y se reunió con los grupos ecologistas, quienes le fijaron una hoja de ruta para cargar contra el sector cinegético en sus primeros 100 días de gobierno. En aquella carta a los Reyes Magos, los grupos anticaza le pidieron varias cosas a Teresa Ribera: prohibir la munición de plomo, subir impuestos a cazadores, modificar el Código Penal para tipificar el delito de maltrato a los animales salvajes, y prohibir la caza del lobo, entre otras muchas medidas.

Una pesadilla de legislatura para el mundo rural

Teresa Ribera no defraudó a los ecologistas. A los cazadores tampoco. No solo fue cumpliendo la hoja de ruta anticaza, legislando y adoptando medidas contra un sector que es el mayor inversor privado en conservación del medio ambiente de España y que genera 6.475 millones de euros anuales dando empleo a 187.000 personas, si no que además fue añadiendo nuevos objetivos: la prohibición la caza de la tórtola o del aprovechamiento cinegético en Parques Nacionales fueron dos añadidos que, supuestamente, le cayeron de Europa y que ella hizo todo lo posible por hacer efectivos. Porque podían haberse evitado.

Como la prohibición de la caza de la codorniz, el otro gran objetivo anticaza de su Ministerio, no pudo hacerse realidad porque un estudio impulsado por Fundación Artemisan que demuestra que la situación de la codorniz no es tan nefasta como SEO/BirdLife quiso hacer ver. Citamos a la asociación anticaza ecologista porque fue uno de sus miembros el encargado de realizar el informe en el que el Ministerio de Teresa Ribera se apoyaba para intentar acabar con lo poco que quedaba ya de media veda en España. Como podemos ver, la imparcialidad y el rigor científico nunca han sido un estorbo para cumplir la ruta ideológica de Teresa Ribera y su partido. Tampoco para conceder subvenciones millonarias a organizaciones ecologistas con las que comparte asesores.

Aunque la Ley Animalista y la reforma del Código Penal, los dos últimos golpes propinados por el Gobierno al sector de la caza, se han atribuído a Unidas Podemos e Ione Belarra, lo cierto es que han contado con el apoyo incondicional de Teresa Ribera y el PSOE. Ambos han demostrado un rasgo común: no haber recibido ni una sola vez al sector de los cazadores ni haberles consultado ni una de las medidas, prohibiciones o leyes puestas en marcha. El diálogo ha sido nulo. Por eso al principio de su Gobierno decidió pasar las competencias de caza al Ministerio de Agricultura. Las limitaciones y prohibiciones a la actividad, eso sí, seguían manando del MITECO. Como si la actividad cinegética no tuviese nada que ver con el medio ambiente. Como si fuera un simple elemento económico. Todo, para tener una excusa con la que rechazar las múltiples reuniones que le han pedido insistentemente desde el sector. Para gobernar a espaldas de una mayoría silenciada y amordazada.

Teresa Ribera se presenta segunda en las listas por Madrid

La legislatura llega a su fin tras el adelanto electoral. Y el Gobierno de Pedro Sánchez puede presumir de haber sido el que más ha trabajado por acabar con la caza. A pesar de los continuos esfuerzos de varones socialistas como Emiliano García-Page o Guillermo Fernández Vara por mostrar su apoyo hacia el sector a nivel autonómico, la realidad ecologista y animalista impuesta desde el Gobierno nacional ha provocado una profunda desafección con el PSOE en el mundo rural en general y en el cinegético en particular, como hemos podido ver en las históricas manifestaciones que se han celebrado recientemente.

Ayer pudimos conocer que Teresa Ribera acudirá como número dos de Pedro Sánchez en las listas del PSOE de Madrid para las elecciones generales del próximo 23 de julio. Sin duda, un gesto que no ayudará al partido a reconciliarse con esa parte del electorado al que se ha negado a escuchar y contra el que ha legislado desde la vicepresidenta tercera y el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico.