El cazador Antonio Peinado, presidente de la Sociedad de Cazadores de la localidad castellonense de Benicarló -que cuenta con unos 300 socios y unas 2.000 hectáreas de extensión-, ha denunciado ante la redacción de Jara y Sedal la grave situación que se vive en esta zona, donde varias asociaciones –que según expone Peinado están subvencionadas por el Ayuntamiento– dan comida a las colonias felinas del lugar.

Esto ha logrado atraer a la población de jabalíes de la zona, ya que se alimentan de esta misma comida, aumentando el riesgo de que los vecinos y sus mascotas sufran ataques o accidentes de tráfico provocados por los suidos. El cazador denuncia a este medio el sinsentido de que esto se permita mientras por otro lado la Consejería de Agricultura de la Comunidad Valenciana prohíbe colocar cebaderos para las esperas al jabalí durante los meses más propicios o para las palomas en media veda.

«El término de Benicarló y Peñíscola está lleno de jabalíes y accidentes por su sobrepoblación»

«El término de Benicarló y Peñíscola está lleno de jabalíes y los accidentes no paran de aumentar por su sobrepoblación», señala el cazador. «La curiosidad de la problemática es que nos prohíben a los cotos hacer las esperas con comida durante algunos meses y no les dicen nada a las personas que ponen platos de comida para que se la comen los jabalíes», denuncia.

«Los gatos esperan a que terminen de comer los jabalíes, y cuando terminan, comen ellos», describe. «Y es que es algo que sucede a plena luz del día, ya que se ven jabalíes a cualquier hora», expone. «No hay ni un forestal que denuncie que se pone comida para los gatos, sin embargo a nosotros nos piden la localización del puesto de la espera y todos los detalles, para tenernos controlados y denunciarnos si hacemos algo mal», añade el cazador.

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Un problema que aumentará si se aprueba la ley animalista

Mientras otros países de Europa protegen a su fauna autóctona eliminando a las colonias felinas, en nuestro país la el Gobierno de Pedro Sánchez sigue adelante con su Anteproyecto de Ley de Protección y Derechos de los Animales. Esta ley animalista no solo prohíbe expresamente el control de los gatos callejeros y asilvestrados, los cuales son responsables de la extinción de 63 especies de animales, sino que además pretende obligar a las Administraciones a mantenerlos con recursos públicos instalando puntos de comida similares a los que atraen a los jabalíes, como ya se ha comprobado en ciudades como Salamanca.

En nuestro país, estos felinos que quiere proteger el Gobierno son además la segunda causa de la mortalidad de la cerceta pardilla y el propio Ministerio reconoce en la Estrategia para la conservación de la cerceta pardilla, la focha moruna y la malvasía cabeciblanca que los gatos son un peligro para estas especies amenazadas. En concreto, citan como otras amenazas que pueden tener impacto en la conservación de estas especies «la depredación ocasional de huevos, polladas y adultos por parte de jabalíes, zorros, gatos, perros y ratas».