Es de reseñar que la Comisión de Medio Ambiente de las Cortes Valencianas se reunió el pasado 28 de junio de 2022 para deliberar una nueva propuesta no de ley del PP con el fin de impulsar la autorización de las pruebas en campo del cesto-malla solicitadas en 2016. El cesto-malla o trampa-malla es un ingenio de captura de zorzales de la que APAVAL ha promovido unos ensayos en campo para que científicamente, por técnicos independientes, quede tasada su selectividad y pueda seguir cazándose en paranys en lugar de utilizar la liga.

Se augura una selectividad excelente, a raíz de las pruebas que constatan la bondad del mecanismo, así como por contarse en Austria con autorización, y por tanto bajo los mismos designios de la Directiva de Aves, de una trampa-malla similar para captura de aves por razones culturales. Testar prototipos de trampas es lo propio para conseguir avances técnicos o científicos, y así se hace, con normalidad, tanto para atender necesidades culturales como para buscar soluciones ante problemas de daños a la agricultura o de otra índole. APAVAL conoce muchos ejemplos. Es la primera vez que algo así se deniega una y otra vez. Algo simple se ha convertido -o quizás ya lo era- en un tema politizado, donde voces equilibradas o vehementes defienden los ensayos y otras voces -ateniéndose antes a una cosa y ahora a otra- se posicionan en contra. Todo ello, bien a secas, o bien con la boca pequeña y con malas artes “taurinas”. En realidad sólo atienden corrientes populistas que del campo y sus gentes saben poco. Es mi sensación personal.

Tras su deliberación y votación, la propuesta no ha sido aprobada: 5 votos a favor, 6 en contra, sin abstenciones. Así tenemos que en 2018 dicha Comisión impulsó la autorización de la pruebas y que en 2021, alcaldes y ediles de todos los partidos de localidades paranyeras también han firmado un documento –“El Manifiesto de Alcora”- para impulsar su autorización. Esto último, se llevó a cabo tras sentencia del TSJCV que dictaminó la improcedencia de la primera resolución negativa de la Conselleria a la autorización de las pruebas, a la que prosiguieron silencios ante los recursos administrativos. Por eso ya estamos en 2022, cuando empezamos en 2016.

Ahora, en la Comisión de Medio Ambiente se cambia de opinión respecto a 2018, la cambian algunos partidos. Sin duda estamos ante un asunto muy politizado en el que a nivel local personas próximas y conocedoras de la realidad del parany mantienen una unanimidad política destacable (con conocimiento hay poco debate político) pero que cuanto más lejos nos situamos de las comarcas paranyeras más desconocimiento existe -incluso con manifestaciones públicas de ignorancia supina, por mal asesoramiento-. Se claudica, como algunos expresan, ante “tirones de orejas” de procedencia lejana que hacen cambiar al PSPV de criterio. El PSPV ha pasado de apoyar en 2018 los ensayos a denegar ese apoyo ahora. El arrebato de los políticos socialistas a nivel local, que no cejan en su apoyo al parany, ha sido manifiesto y se agradece mucho.

El representante socialista, en su intervención en la Comisión del día 28, además de reconocerse animalista a nivel personal -esas palabras le sobraron, otras a otros-, apoyó a la Conselleria por denegar las pruebas, algo que se verá de nuevo ante la Justicia. El apoyo del diputado socialista se expresó sólo como fe ciega al equipo técnico de la Conselleria. Dicho equipo puede, o no, estar equivocado, pero se ha enfrentado innecesariamente a voces técnicas que hemos tenido que buscar, lo que ya ha hecho que retrocedan ante inconcebibles errores, que aún silencian. Si algún técnico de la Conselleria nos daba la razón en algo, el informe que emitió parece que no existe (informe de 5 de marzo de 2018), pero afortunadamente ya lo tenemos. El equipo técnico incluso no acaba de convencer a políticos, que han votado en contra de las pruebas. En efecto, los técnicos no convencen a casi ningún político, cuando se refieren a que, de cambiar el cesto-malla por la liga, el parany con cesto-malla dejaría de ser tradicional. O sea, la ansiada evolución de un parany hacia la legalidad y su conservación por razones culturales, unanimidad expresada creo por todos los miembros de la Comisión en las Cortes, es imposible. Será imposible porque sea lo que sea lo que pueda sustituirse en el parany, a la liga, conllevará a un parany no tradicional -no me adelanto a opinar a lo que haría perder tiempo a la Justicia en el caso de debatirse tal irrelevancia para una solicitud por razones científicas- y esa falta de tradición le impedirá su autorización.

Y al ser imposible que sustituyendo la liga por otro elemento el parany no pierda su carácter tradicional: ¿para qué la Conselleria va a dejar trabajar a quien lo quiera hacer? La Conselleria dicta que no hay nada que hacer en la búsqueda de una alternativa para la conservación activa del parany como patrimonio cultural. No hace falta, la alternativa satisfactoria es ir a cazar con escopeta, así nos manda la Conselleria, así nos dictan frente a primar la compatilidad. Por el contrario en otras regiones declaran sus modalidades tradicionales de caza Bien de Interés Cultural. Esto a los paranyeros nos hiere y revuelve sacando fuerzas de flaqueza. Tenemos en mente a Eva González, abogada que logró que dimitiera el gobierno holandés por su sordera ante minorías. No pararemos, y se nos van uniendo quienes luchan por la libertad bajo la adecuada interpretación de los principios básicos establecidos en las leyes. Cada vez más minorías inconexas del campo han perdido esa libertad bajo falacias ecologistas. Quienes se adhieran a nosotros y a esas otras minorías su forma tendrán de decirlo.