Javier Ayuso Pascual es un niño segoviano de seis años de edad amante de la caza con galgos, una afición heredada de su padre, Enrique Ayuso. Y tal es su pasión cinegética y por los galgos que ha escrito una carta incluso al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la que le pide que no prohíba la caza, sobre todo tras los últimos ataques que el sector está recibiendo con hechos como la reforma del Código Penal que podría terminar con esta actividad o el anteproyecto de la Ley de Derechos de los Animales.

«Señor presidente, si prohíbe la caza no habrá carne y los perros no se divierten», escribe el menor en un texto que pronto se ha hecho viral entre los cazadores:

Así vive su pasión galguera Javier Ayuso

Hay vídeos que enamoran y que, sobre todo, dan una gran inyección de moral sobre el futuro del mundo cinegético y, en concreto, el del galgo. Y los siguientes ejemplos gráficos son un ejemplo de ello. El joven Javier Ayuso Pascual está siendo uno de los grandes fenómenos del Campeonato de España de Galgos en campo que se está celebrando durante estas semanas en la localidad de Nava del Rey, en Valladolid.

El niño, hijo de Enrique Ayuso, tiene seis años y es natural de la localidad de Villacastín (Segovia): «Está loco por los galgos y los caballos desde sus primeros meses de vida», explica el progenitor a la redacción de Jara y Sedal, y la prueba son los vídeos que envía en los que éste aparece junto a los galgos en el campeonato.

«El pasado sábado estuvo todo el día en él, se quedó dormido y al día siguiente se levantó contándole las carreras a su madre», relata entre risas Enrique. «Tiene afición por los galgos tiene afición de antes de nacer», dice con una sonrisa en la cara el cazador, «porque cuando su madre estaba embarazada íbamos a todas las carreras», asegura.

El vídeo de Javier Pascual nos recuerda al de otros niños amantes del mundo de los galgos, como esta grabación en la que un grupo de galgueros localiza una liebre tumbada y se acercan para que el más pequeño de la cuadrilla la vea. Sucedió en Villares de la Reina, a escasos cinco kilómetros de Salamanca. Muestras como la de estos dos niños dan señales de que el mundo cinegético tiene mucho futuro.