La migración de la paloma torcaz (Columba palumbus) es uno de los fenómenos más esperados por los cazadores de España y Francia. La cultura cinegética que existe en torno a estos desplazamientos que tienen lugar en enero, cuando el frío las empuja hacia el sur de Europa, hace que miles de cazadores estén pendientes del cielo aguardadando su llegada.

Los gigantescos bandos que se forman son todo un espectáculo. Miles de palomas alzan el vuelo juntas, creando auténticas nubes en el cielo, que se convierten en un manto azul cuando toman tierra para alimentarse o dormir. Esa es precisamente la imagen que captó un cazador al sur de Francia hace dos semanas, cuando tuvo la suerte de toparse con uno de esos bandos que avanzan hacia el sur.

Hasta tres millones de palomas torcaces cruzan los Pirineos cada año

Se calcula que entre dos y tres millones de ejemplares cruzan cada año los Pirineos para tomar un pasillo central que atraviesa la Península Ibérica de noreste a suroeste y así pasar el invierno en zonas como Extremadura, Andalucía, la cuenca del Tajo o el Alentejo portugués. Otras muchas eligen las vías marítimas, como te explicamos en este completo reportaje.

Conviene recordar que el cambio climático y las infraestructuras que el hombre levanta en el medio natural, como los parques eólicos, son dos de los factores que en los últimos años están modificando los pasos de las torcaces que llegan a nuestro país. Incluso muchas de ellas deciden no migrar, aumentando el número de las sedentarias.

¿De dónde vienen esos grandes bandos de palomas torcaces que llegan a España?

Las torcaces llegan principalmente de Rusia y Alemania por el noreste o el norte del Macizo Central francés. Después están las grandes rutas de Finlandia, Noruega, Suecia y los países bálticos por un eje más nórdico que atraviesa el centro de Francia. En octubre, si los aires son fuertes del sur, tienden a seguir la ruta por Guipúzcoa; si son del norte y fríos, por Navarra.

El calentamiento global trae consigo inviernos suaves con temperaturas casi primaverales y predominio de los vientos del sur, ocasionando que muchas no migren –como constata el aumento de las sedentarias en las ciudades– o un retraso en la migración, buscando rutas alternativas para protegerse a lo largo de los Pirineos en las zonas menos afectadas por el viento de cara, como es la parte más occidental de la cadena migratoria, en concreto, la zona de la costa vasca; incluso se está observando una nueva ruta por el mediterráneo catalán.