Abatir un corzo en un coto ajeno y en el que no tienes autorización puede salir caro. En concreto, esto puede costarte varios miles de euros, tal y como ha podido comprobar un furtivo que ha sido denunciado en Soria por abatir un macho de esta especie ilegalmente. Por tales hechos se enfrente ahora, además de una cuantiosa sanción, a un delito contra la fauna.

Así lo ha considerado el Juzgado de lo Penal de Soria, que ha condenado a este hombre a pagar 5.000 euros al coto en el que mató el corzo sin autorización, a modo de indemnización.

Otra de las sanciones que se le han impuesto al furtivo ha sido la inhabilitación para poder cazar durante un año, además de una cuatro meses de multa, teniendo que pagar una cuota diaria de 12 euros. A esto se suman las costas de todo el proceso que deberá abonar a la Acusación particular, ejercida por la Asociación de Cazadores Virgen de la Soledad de Herreros (Soria), al frente del coto en el que se abatió el animal.

El furtivo negó todos los hechos

Tal y como consta en el fallo, el individuo accedió al coto una vez pasada la media noche del 29 de julio de 2022 son su vehículo. «Al avistar un corzo macho en dicho coto, bajó del coche y, sin ser socio ni estar autorizado para el ejercicio de la caza ni ningún otro tipo de actividad cinegética, procedió a disparar al animal abatiéndolo», detalla el texto.

Fue entonces cuando dos testigos vieron a este hombre, vecino de la zona, que huyó «dejando el coche, así como al animal abatido en el coto». La acusación pedía para él una pena de dos años de inhabilitación y seis meses de multa. La defensa, en cambio, pedía la libre absolución.

En el juicio oral, el furtivo negó los hechos alegando «una versión claramente increíble», tal y como consta en la sentencia. Pese a reconocer el vehículo como de su propiedad, explicó que se lo había dejado a su padre y que fue al coto en el que estaba trabajando.

«No resulta muy creíble que una persona abandone un vehículo de un cierto valor económico, con las puertas abiertas y el contacto encendido, en medio de un camino y por la noche. Va contra la lógica y el sentido común», consideró la magistrada.

Los agentes encontraron una funda de un rifle y, respecto a ello, el acusado justificó que se la había dejado ahí un amigo que fue de cacería y que la munición, también hallada en el vehículo, era de su hija, que coleccionaba balas.

La sentencia espeta, sobre esto, que la versión «no fue corroborada por el supuesto amigo». En cuanto a la munición, establece que en el coche no aparecieron solo balas, sino también vainas de cartuchos disparados, «lo que acredita que desde el vehículo se disparó un arma». También recuerda que se encontró una caja de munición vacía y que eso «no es lógico de un supuesto ‘coleccionista’».

El acusado dijo que venía de «echar agua a las vacas»

Además de todo esto, la versión del furtivo explicaba que, en el momento en el que fue detenido por la Guardia Civil, venía de echar agua a las vacas y que tenía arañazos porque se había enganchado con un alambre de espino. Esto lo contradijeron los agentes al declarar como testigos y manifestar que «cuando fue detenido conducía el vehículo sin luces».

A estas también se unieron las de los dos testigos, a los que la jueza ha considerado de «plena credibilidad». «Ambos volvían de cenar, oyeron un disparo y vieron salir una persona con un rifle al hombro, que huyó en un vehículo, le siguieron hasta que el vehículo paró y la persona que lo conducía huyó por el monte», recordaron.


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Asimismo, detallaron que, tras esto, encontraron el vehículo con las puertas abiertas y el contacto encendido. Dentro de él había munición, una linterna frontal, un visor nocturno y la funda de un rifle, según consta en la sentencia.

La jueza, conociendo todos estos hechos, valoró que no era «creíble que una persona que no es cazador lleve todos estos objetos en su vehículo con normalidad y a diario».

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