La joven cazadora asturiana Beatriz Rosete ha protagonizado un bonito corto en defensa de la caza y sus valores. La grabación, filmada el pasado mes de enero en el coto asturiano de Colunga, en el que suele cazar esta joven, muestra la verdad de esta actividad. Rosete, que ya protagonizó otro vídeo en defensa del mundo cinegético el pasado invierno, explica que éste surgió tras el éxito en las redes sociales del anterior.

«El mensaje había calado y, si tenía de la posibilidad de hacer de las redes sociales la vía para contribuir a que se mejore la imagen de la caza, debía hacerlo», señala la cazadora asturiana en declaraciones a esta redacción. «Elegí la modalidad de rececho no tanto desde el punto de vista cinegético sino del mundo rural, lo necesario que son este tipo de acciones para la gente que vive en los pueblos y para su economía», defiende.  

Se trata de un video corto pero conciso cuyo fin es mostrar lo que es realmente un rececho y cómo contribuye al cuidado del mundo rural. Además, cierra el corto con una crítica a los anticaza que continuará en los próximos vídeos que realice. Además, esta joven que está estudiando Marketing explica que ya se encuentra preparando más contenido en defensa de la caza y que el próximo vídeo será sobre los perros de rastro y la importancia que éstos tienen en el ejercicio cinegético.

El texto del vídeo

Sentir la caza es vivir la naturaleza. Hoy estamos en el coto de Colunga, en Asturias, y realizaremos un rececho de jabalí, modalidad cinegética en la que, como otras tantas, los cazadores ponemos dinero de nuestro bolsillo para cuidar a través de nuestros cotos el monte, las aldeas, su fauna y sus gentes. En definitiva, el mundo rural.

Agricultores y ganaderos: nosotros estamos de vuestra parte. Prevenimos los ataques a vuestros sembrados, compensándoos los daños, ayudamos a mantener un equilibrio cinegético evitando sobrepoblaciones. Contribuimos a disminuir a la siniestralidad en carreteras, todo bajo un minucioso plan de caza.

Vetadas están las hembras con rayones; las corzas tampoco son nuestro objetivo. La caza de las especies está supeditadas a las temporadas y a las necesidades de cada lugar. No siempre acompaña la suerte y muchas veces toca regresar con las manos vacías a casa.

Así comenzamos la búsqueda. Observamos cada matorral, cada prado, tanteamos el terreno reflexionando, caminando, susurrando para pasar inadvertidos siempre bajo la supervisión del guarda. Jamás perdemos la esperanza.

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