Hay varias máximas que todo cazador que se precie como tal debe desempeñar. Una de ellas es la de dejar «cumplir» a la caza. Es decir, no disparar fuera de tiro a la pieza, bien sea porque esta se encuentra muy lejos y aún podría haberse acercado más hacia nuestra posición, o porque nos hemos precipitado intentado abatirla antes de que se alejase a una distancia prudencial.

Esto último es precisamente lo que les sucedió a los dos individuos que protagonizan el siguiente vídeo. Una liebre, que se les arrancó muy cerca y que corría perpendicularmente a la dirección que llevaba la mano, trató de huir del lugar y, antes de que se alejase lo suficiente, descargaron los seis disparos que contenían sus escopetas semiautomáticas. ¡Y porque no tenían más cartuchos!

Las imágenes son un claro ejemplo de lo que no se debe hacer. Si hubiesen acertado en alguna de las detonaciones la carne del animal no hubiera podido aprovecharse. Esta es otra de las máximas de un cazador que a estos dos no debieron explicarles bien.

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Un cazador falla tres veces a una liebre y se lanza a por ella con las manos

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Secuencia en la que se observa la estirada del cazador para atrapar la liebre.

Hay cazadores que les estorba hasta la escopeta durante las exigentes jornadas de caza menor. Este documento es fiel reflejo de ello. También hay quienes, además, siempre encuentran la excusa perfecta para justificar sus fallos. El problema es cuando hay un cámara a tu lado que va a sacarte los colores. Te lo mostramos.