La liebre ya no sabe qué hacer para quitarse de encima a este cazador que había fallado el tiro hasta en tres ocasiones. Con lo que la rabona no contaba era con sus dotes de portero de fútbol.

Por Redacción JyS

liebre
Secuencia en la que se observa la estirada del cazador para atrapar la liebre.

Hay cazadores que les estorba hasta la escopeta durante las exigentes jornadas de caza menor. Este documento es fiel reflejo de ello. También hay quienes, además, siempre encuentran la excusa perfecta para justificar sus fallos. El problema es cuando hay un cámara a tu lado que va a sacarte los colores.

En este vídeo el protagonista es un cazador que patea un terreno en barbecho en busca de liebres. Camina convencido de sus posibilidades, con paso firme y decidido cuando, de pronto, localiza una rabona aplastada entre las tierras. Encara su escopeta, apunta, dispara y… falla.

La liebre comienza se mueve por el barbecho de brinco en brinco como si con ella no fuera la película. Es entonces cuando da comienzo una desternillante persecución. El hombre dispara en dos ocasiones más con idéntico resultado mientras la rabona, que parece conocer las nulas habilidades del cazador, tampoco tiene prisa por huir.

Sin munición en la escopeta, el cazador decide que lo mejor será dejar el arma a un lado. Apoya la semiautomática en suelo y decide cazar con sus manos, como un puma en plena pampa.

Tras varios intentos fallidos, por fin consigue capturar con sus garras a la liebre, que, en vista del circense espectáculo, decide rendirse aplastada en una rodada.

Puedes ver el vídeo a continuación.

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