Carmen Bañuls, una alumna de la Universidad Politécnica de Valencia, ha divulgado un vídeo a través de YouTube elaborado como trabajo en la Escuela de Bellas Artes, en el que plasma los sentimientos de un pueblo entero, Orea (Guadalajara) y muestra lo que la caza significa para él a través de sus habitantes. Desde las personas más jóvenes hasta las más ancianas del municipio, pasando por su alcaldesa, Marta Corella, ponen en valor la importancia del mundo cinegético para esta zona rural.

El testimonio de Justo Corella, uno de los cazadores más antiguos del lugar

Justo Corella, uno de los cazadores más veteranos del lugar, ofrece en el vídeo su testimonio: «El abuelo tenía una escopeta y en la Guerra se la requisaron para hacer guardias alrededor del pueblo. Entonces, uno de Checa vio la escopeta, la conoció y se la dio al abuelo Pedro. Él la cogió, le hizo una caja de madera, hizo un hoyo y la guardó», narra Corella en la grabación.

«Entonces, el tío Vivencio y yo aprendimos dónde la escondía, la cogíamos y nos íbamos a cazar muy lejos para que no oyese los tiros. La abuela se encargaba de desollar las liebres, los conejos, las perdices que cazábamos… y cuando veníamos por la noche, era ella la que se encargaba de guardar las piezas y escabecharlas. Resultó que un día, cuando ya lo estaba guisando, vio que había perdigones en la caza y nos descubrió», recuerda sobre sus antiguas vivencias.

Más experiencias de personas del municipio sobre la verdad de la caza en Orea

Manuel Montaldo, forestal, explica que el de Orea es coto social, «por lo que la titularidad del coto la tiene el Ayuntamiento, pero nosotros gestionamos el terreno y los daños. No tenemos ánimo de lucro y el dinero que se consigue se vuelve a invertir en mejoras». María José Berlanga, cazadora, también ofrece detalles sobre la actividad del coto, al igual que Teresa Herranz, veterinaria, y otra cazadora particular, María Luisa Segura Sorando.

Por último es la alcaldesa, Marta Corella, la que expone que «en los lugares donde está prohibida la caza también se hace gestión cinegética, pero de una forma que no reporta beneficios a los municipios que tan necesitados están por su riesgo de despoblamiento».

«Y una de las perversiones que vivimos hoy en día es que las personas nos hemos sacado de la ecuación de la naturaleza, cuando nosotros somos naturaleza y hemos formado parte de ella. La pregunta es: La naturaleza puede prescindir de nosotros, ¿pero nosotros podemos prescindir de la naturaleza cuando formamos parte de ella? ¿Y en qué medida?», se pregunta la alcaldesa. «¿En qué momento nos hemos desvinculado tanto como para pensar o creer que no somos naturaleza?», prosigue interpelándose la primera edil del municipio guadalajareño.

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