La credibilidad de la Agencia Europea de Sustancias Químicas (ECHA) continúa en caída libre. Hace unas semanas la Comisión Europea la forzaba a reabrir una consulta específica de tres meses para recabar datos con los que establecer los supuestos riesgos que plantea el uso de munición de plomo en la carne de caza. Un periodo extraordinario que obligaba a repetir un proceso que había sido llevado a cabo anteriormente de manera incorrecta por la agencia, tal y como te explicamos en esta noticia.

Ahora, a este episodio de «mala administración» de la ECHA, como lo calificó el Defensor del Pueblo Europeo, se suma el resultado de un nuevo estudio que refuerza la creencia de que a este organismo europeo le preocupa más prohibir la munición de plomo que conservar el medio ambiente. Según los resultados de esta nueva investigación publicada por PLOS ONE Journal el paSI 29 de agosto de 2022,  las estimaciones actuales de pérdidas de aves terrestres en toda Europa por la ingestión de munición de plomo utilizadas por la ECHA para redactar su propuesta de restricción sobre la munición de plomo, se basan en «suposiciones inciertas o genéricas». El motivo es que la metodología empleada en la literatura científica sobre la que se apoyan no es eficiente y conduce a resultados totalmente sesgados. 

El nuevo estudio deja en evidencia los argumentos de la ECHA

Según los investigadores que han llevado a cabo el nuevo trabajo, se necesita un método para desarrollar estimaciones específicas europeas defendibles compatibles con los datos disponibles que no requieran estudios de campo a largo plazo. Por eso proponen un método de 2 pasos utilizando datos de canales y modelos de población que es mucho más preciso. 

Su método estima el porcentaje de muertes causadas directamente por envenenamiento por plomo como un límite inferior y uno superior, el porcentaje de posibles muertes por envenenamiento por plomo subletal que debilita a las aves, haciéndolas susceptibles a morir por otras causas. Este nuevo método también permite calcular reducciones potenciales en la reproducción por la ingestión de perdigones de plomo.

El primer paso del método evalúa los porcentajes de cadáveres de aves terrestres recogidos en el campo que murieron por la ingestión de municiones de plomo o que estuvieron expuestos de forma subletal en la medida en que aumenta la susceptibilidad a la muerte o se deteriora la reproducción. Además categoriza las causas inmediatas obvias de las muertes (colisión con líneas eléctricas, depredación, atropello…) e incluyen una necropsia y, a veces, un análisis toxicológico para todos o un subconjunto en el que la causa de la muerte no está clara. 

Una cifra de mortalidad muy inferior a la manejada por la ECHA

Utilizando los mejores datos disponibles, los investigadores han demostrado el método en dos grupos de aves: gallináceas y rapaces diurnas. Según sus estimaciones, la pérdida de población por ingestión de plomo en aves de caza de toda Europa es de un 0,2%, cinco veces menos que el 1% calculado por la ECHA, una cifra que califican de «arbitraria» y que denuncian no tiene en cuenta las diferencias entre países en la exposición o el modelado de población. 

Por otro lado, la ECHA supuso que el tamaño de la población disminuía debido a la mortalidad anual adicional; sin embargo, no disponía de una estimación cuantitativa o cualitativa del porcentaje de aves carnívoras terrestres con envenenamiento por plomo. Además, para obtener sus conclusiones el organismo europeo ha usado estadísticas que no son comparables. Esto abre la puerta a frenar sus intenciones de prohibir la munición de plomo en la caza menor, una medida que hará que uno de cada cuatro cazadores cuelguen la escopeta si sale adelante..