El lobo ibérico (Canis lupus signatus) es uno de los depredadores más emblemáticos y a su vez controvertidos de la fauna española. Su presencia ha estado ligada a la historia, la cultura y la economía de las zonas rurales, donde ha sido perseguido y admirado a partes iguales.

Actualmente, el lobo ibérico es una especie protegida por la ley, pero también genera conflictos con algunos sectores, como el ganadero debido a los cuantiosos daños que genera. Su densidad de población en España, si bien hay quien la sitúa entre los 2.600 y los 2.700 ejemplares, no está del todo clara. Lo analizamos a continuación.

Censo de lobos en España

Según el informe que realizó un grupo de expertos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) –Convenio de Berna, 2022– el último censo de lobos en España data de 2012-2014, a excepción de las regiones de Madrid y Asturias, que sí facilitaron los datos de 2021. En ese periodo se registraron 297 manadas en España, con una estimación total de unos 2.500 individuos. 

Desde entonces, se ha observado una creciente expansión de la especie, sobre todo hacia el sur peninsular, y su dispersión demográfica en el noroeste. Sus poblaciones han llegado a comunidades autónomas como el País Vasco, La Rioja, Aragón, Comunidad de Madrid, sur del río Duero e, incluso, Extremadura.

El científico Mario Sáenz de Buruaga Tomillo, en declaraciones a Jara y Sedal, aseguró que «los censos nacionales de lobos se suelen hacer cada cinco o diez años. Una especie como esta tampoco es que cambie de año a año, pero en algunos lugares como Castilla y León o Galicia, las poblaciones sí han variado en los últimos tiempos». Sáenz de Buruaga ha dirigido censos de lobo en Castilla y León, Cantabria, La Rioja y País Vasco y de su opinión y a tenor del aumento de los daños a la cabaña ganadera que se han producido en los últimos años podemos deducir que la población de lobos se haya incrementado notablemente.

El caso de Castilla y León

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Lobo ibérico. © Shutterstock

La Junta de Castilla y León realizó un censo oficial de lobos en 2012-2013, con la colaboración del Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. El conteo reveló que había 179 manadas de lobos en la región. Cinco años después, se hizo otro censo que mostró un aumento de la población de entre el 18 y el 19%, lo que supone unas 20 manadas más.

El censo de 2012-2013 fue llevado a cabo por 578 agentes medioambientales y 106 celadores de la Junta, que rastrearon un área de 50.000 kilómetros buscando huellas y pruebas para localizar todas las manadas de la comunidad.

Si bien este aumento no puede extrapolarse a la toda la población de lobos de España sí deja clara la tendencia del alza de la especie en nuestro país que además puede corroborarse por los avistamientos en zonas de España como Guadalajara o Madrid donde hace solo unos años era casi impensable.

¿Cuántas manadas hay en la actualidad?

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Lobo ibérico. © Shutterstock

Según un informe elaborado recientemente por la Fundación Artemisan, la población actual de lobo ibérico en España habría experimentado un crecimiento del 26 % desde el último censo nacional realizado entre los años 2012 y 2014 y actualmente se podría hablar de la presencia unas 400 manadas compartidas entre comunidades autónomas y unas 380 exclusivas, lo que supondría una población de unos 2.800 lobos en España.

Este aumento de la presencia de la especie contrasta con la pérdida de cerca de medio millón de cabezas de ganado extensivo en las cuatro principales regiones loberas en el mismo tiempo. Y es que, según los datos obtenidos por Artemisan de las distintas comunidades autónomas, se producen más de 8.000 ataques a ganado extensivo, unos 22 ataques diarios, con 10.000 cabezas predadas, 27 al día, lo que supone un gasto anual de 3,5 millones de euros en compensación de daños y más de 4 millones de euros en medidas preventivas.

Llama la atención que el mayor incremento poblacional de la especie se produjo antes de su inclusión en el LESPRE, cuando la especie aún se gestionaba mediante la caza. Esto demuestra no solo que la actividad cinegética no era un factor que afectara al lobo actual de forma negativa, sino que además potenciaba el buen estado de sus poblaciones y la compatibilidad en el uso de sus hábitats con actividades que se realizan en el medio natural como la ganadería extensiva.

El futuro del lobo ibérico en España y su expansión dependerá ahora de la capacidad de conciliar los intereses de todos los sectores implicados y de aplicar criterios científicos y técnicos para garantizar su supervivencia. El lobo ibérico es un animal social, inteligente y adaptable, que forma parte del patrimonio natural y cultural de España. Su conservación es un reto y una responsabilidad compartida por toda la sociedad que pasa ahora más que nunca por saber adaptar su gestión a la realidad del medio rural español.