El cazador madrileño David Hazas se encontró, la pasada primavera, un pollito de perdiz roja (Alectoris rufa) que se había despistado del bando de su madre en su finca, ubicada en las cercanías de la localidad de Paracuellos del Jarama. A pesar de esperar varias horas a la llegada del ave, ésta no aparecía, por lo que Hazas decidió ‘adoptar’ al pájaro para evitar que pudiera ser comido por otro depredador y, ahora, se ha convertido en un animal inseparable para él cuyo día a día ha narrado a la redacción de Jara y Sedal.

Hazas explica que los comienzos de ‘Perdigón‘, como así se llama este macho de perdiz, no fueron fáciles: «Los primeros días le tuve hasta que dar un medicamento porque creía que no saldría hacia adelante. Lo alimenté y ahora lo trato como uno más de la familia». El pequeño pájaro incluso se mete en la cama con las perras que David tiene: «Las sigue, la bajo a la calle a pasear y va con ellas, sube al portal y al ascensor incluso», dice entre risas este cazador madrileño.

Hazas, que practica la actividad cinegética con su tío en la provincia de Ávila, destaca además el canto que tiene este macho de perdiz, algo que ha aprendido con el paso de los meses y sin que el cazador le haya enseñado nada: «Ni Antonio Molina cantaba como mi perdiz», dice a la vez que ríe.

La complicidad que ha conseguido con las perras de David es sorprendente, hasta el punto que el pequeño perdigón es capaz de comer con ellas. El siguiente vídeo lo demuestra.

Este es el extraordinario canto de otra perdiz roja criada por un cazador desde que era un pollito

Salvador Sánchez y su perdiz roja Tako. © S. S.

Hace meses tuvo lugar la época de la caza de la perdiz roja (Alectoris rufa) con reclamo. Fueron entonces muchos los cazadores que se echaron al monte con su macho y su jaula dispuestos a practicar una modalidad cinegética milenaria, pero hay que recordar que aunque este tipo de caza dure tan sólo unas semanas, la pasión por ella debe hacerse valer durante todo el año, como el siguiente protagonista en Jara y Sedal atestigua.

En la primavera del año 2020 se puso un reto: criar como nunca antes había conseguido nadie a un macho de perdiz. Para ello incluso se propuso que ésta durmiese con él, estrechando así la relación entre el ave y el humano hasta tal punto que la primera tomase como padre al segundo… ¡y lo ha conseguido!