El pasado miércoles, 16 de junio, el cazador Jaime Artacho iba caminando con su perro ‘Puchero’ por el puente de San Bernardo, en el centro de Sevilla capital, cuando una reacción instintiva del can sorprendió al joven de 30 años: éste se puso a hacer la muestra a una paloma blanca de ciudad que se encontraba justo bajo el puente, conocido en la ciudad como ‘de los bomberos’.

«Me quedé sorprendido. El perro, que tiene ocho meses, se había venido conmigo a cotos de la provincia de Sevilla y Huelva donde practico la caza los fines de semana y la verdad que había funcionado bien, pero no me imaginaba que pudiese hacer una muestra a una paloma en medio de la ciudad mientras lo paseaba», declara el joven a Jara y Sedal.

No obstante, ésta se trata de una reacción totalmente lógica por parte del can, pues independientemente del escenario -urbano o rural-, lo importante para él es la pieza, mostrarla, acercarse lentamente hasta ella… y enseñársela a su dueño, lleve o no arma.

La muestra de ‘Puchero’ duró aproximadamente un minuto, como se puede ver en el vídeo que el cazador ha enviado a la redacción de Jara y Sedal. Finalmente la paloma se escapó cuando el perro se dio la vuelta.

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Una muestra que muestra el instinto su raza

La de este perro en el centro de Sevilla es, sin duda, una muestra que evidencia el instinto de su raza. Actualmente, en términos numéricos, el epagneul bretón es la primera raza de perros de muestra franceses, con algunos ejemplares tricolor especialmente llamativos.

El epagneul bretón aparece por primera vez en una exposición francesa, en 1896, y su reconocimiento oficial fue en 1938. Esto demuestra cómo esta raza pasó diversas vicisitudes antes de obtener un estándar.

En Francia encontramos cinco razas de epagneul: epagneul francés, epagneul pont audemer, epagneul de Picardía, epagneul azul de Picardía y epagneul bretón: estas son todas sus peculiaridades. Según algunos cinófilos es de formación autóctona francesa; definido ‘epagneul’ no porque provenga de España, sino por derivación del verbo ‘espanir’, que en francés significa acurrucarse, tumbarse o agazaparse, acción típica de este perro cuando se aproxima en movimiento hacia a la presa. Según otra hipótesis, el epagneul bretón es fruto de cruces entre el setter blanco y anaranjado con perros franceses no bien identificados.