El territorio de Castilla y León está siendo víctima de múltiples incendios y en las últimas semanas han sido muchos los que han acusado a los cazadores de ser los culpables de provocarlos e incluso algunos medios de comunicación se han sumado a esa denuncia. Ante esto, la Federación de caza autonómica se ha pronunciado y les ha respondido de manera tajante.

Por su parte, la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio de la Junta ha realizado un diagnóstico analizando esta situación. En él, aseguran que la provincia de León está enfrentándose a una «problemática relevante» por los incendios que, según aseguran, causa la cinegética, «tanto provocados por los cazadores para facilitar la caza como los provocados contra los acotados».

Dicho documento detalla que 21.594 hectáreas de una decena de municipios tienen «riesgo alto y muy alto de sufrir fuegos derivados de la actividad cinegética».

En este sentido, destaca las zonas de La Cabrera y El Bierzo como las más afectadas. Asimismo, señala a León, Salamanca y Zamora como las provincias con mayor nivel de riesgo.

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Imagen del incendio en Zamora de julio de 2022. © Europa Press

La caza, entre las actividades señaladas como causantes de los incendios

El diagnóstico también hace mención a las causas de estos incendios y aquí incluyen la cubierta vegetal, la actividad cinegética, las actividades agrícolas, los rayos y los centros de almacenamiento y gestión de residuos, entre otros.

Respecto a la caza, el texto incluso ha señalado de manera concreta a varios cotos de la zona y los ha calificado como «problemáticos». Esta es una de las razones que ha llevado a varios colectivos a acusar a los cazadores de provocar los fuegos que afectan a Castilla y León. Las redes sociales son un ejemplo del ensañamiento que está sufriendo el sector cinegético.

La Federación de caza de Castilla y León se pronuncia ante las acusaciones

Ante todo esto, la Federación de caza de Castilla y León ha reaccionado emitiendo un comunicado en el que asegura que «los cazadores son esenciales contra los incendios».

Ha hecho mención al Informe de Impacto Socioeconómico de la caza en España, elaborado por la consultora Deloitte para la Fundación Artemisan. Este explica que el sector invierte 54 millones de euros cada año en «mantenimiento y adecuación de accesos, pantanos, podas, mejora del monte, cortafuegos y cortaderos, entre otros», que ayudan a prevenir los incendios.

«El papel de la caza en la lucha contra el fuego va mucho más allá de esa inversión», explican. «Se concentra también en la vigilancia. Así, los miles de guardas de coto que hay en toda España y los propios cazadores se convierten en agentes activos de prevención y en un primer foco de alerta».

De este modo, informan a las autoridades de manera inmediata ante el inicio de un incendio forestal o cualquier mala praxis que pueda incrementar el riesgo de propagación del fuego.

La Federación ha querido ilustrarlo con un ejemplo real para despejar todas las dudas. «No es casualidad que las grandes zonas de caza mayor sean históricamente espacios con pocos incendios forestales».

«Según explicaban expertos en esta materia en el documental La caza y los incendios forestales, esto es consecuencia de varios factores como un manejo sostenible del espacio, la presencia de los guardas, las torretas de vigilancia, los cortaderos y la red de balsas de agua», concretan.

Los cazadores colaboran en la extinción de los incendios

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© Fundación Artemisan

No solo hace referencia a la prevención, sino también al trabajo que llevan a cabo los cazadores cuando el fuego aparece «apoyando los trabajos de extinción cuando es necesario y renovando los puntos de agua y comida y distribuyendo alimento para facilitar la recuperación de la población animal afectada».

Ante el hecho de que el 90% de los terrenos donde se producen incendios forestales en Castilla y León son de caza, la Federación ha sido rotunda. «Es evidente que a ningún cazador le interesa quemar su propio coto. La consecuencia directa del fuego es la imposibilidad de cazar por muchos años y la fuga o muerte de todos los animales del terreno».

Estas han sido alguna de las muchas actuaciones de los cazadores para sofocar los incendios en nuestro país

No queda solo en palabras. Ya hemos vivido muchos ejemplos reales de cómo los cazadores han sido los primeros en colaborar para apagar los fuegos que han afectado a nuestro país.

En julio de 2022, la Federación Andaluza de Caza publicó un vídeo que mostraba la actuación heroica de un guarda de un coto de caza en la zona de Mijas, en Málaga. Las imágenes nos enseñaban cómo luchaba contra el fuego que había afectado a más de 2.000 hectáreas de dicho municipio, Alhaurín de la Torre y Alhaurín el Grande.

Mientras tanto, la Federación Malagueña de Ecologistas en Acción se limitaba a enviar una nota de prensa exigiendo la prohibición de urbanizar los terrenos afectados. Bien cómodos desde su despacho.

Asimismo, un mes antes también pudimos ver cómo las sociedades de caza de la Sierra de la Culebra y otros cazadores particulares de Zamora se volcaron con la fauna silvestre afectada por el devastador incendio sufrido en la zona.

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Incendio en la Sierra de la Culebra.© Cinegetics

El sector animalista daba ánimos a todos los que habían sufrido daños como consecuencia del fuego que arrasó más de 30.000 hectáreas. Todo desde bien lejos de este territorio.

Los cazadores, por su parte, prefirieron actuar y se pusieron en marcha llevando 1.000 kilogramos de comida a la fauna silvestre. «Estamos aportando dinero y alimentos como podemos desde el colectivo», explicaba uno de ellos a Jara y Sedal.

También en julio de 2022 tuvo lugar un incendio forestal en Ateca, Zaragoza. En esta ocasión, los cazadores aragoneses recogieron alimentos y pienso para los animales de la zona. Aún así, todavía hay muchos que se atreven a señalar a los cazadores como los principales culpables de los incendios de Castilla y León.