Las alarmas ya se han activado. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), mediante su reciente Evaluación del Libro Rojo para el gato montés europeo (Felis silvestris), ha alertado de que el gato montés se encuentra en una situación de preextinción en la Península Ibérica. Mientras tanto, el Gobierno de España ya ha hecho su propia aportación para empeorarlo aún más.

El estudio ha demostrado que existen dos situaciones diferentes en los territorios de España y Portugal. Por su parte, en el norte y el noreste está aparentemente bien distribuida y sus densidades son relativamente elevadas. En el sur y en el centro, sin embargo, hay una baja ocupación con una fragmentación extrema y baja densidad, tal y como ha informado la agencia Sinc.

El gato montés, «en preextinción»

Los expertos que han participado en la investigación consideran que, ante estos alarmantes hechos, es necesario poner en marcha acciones urgentes para esclarecer las causas. Asimismo, también aluden al diseño de medidas de conservación.

En este sentido, el análisis señala que «las acciones prioritarias consistirían en recopilar toda la información disponible del estatus y tendencias, acordar métodos estandarizados y unificados de seguimiento que permitan evaluaciones periódicas de las poblaciones, valorar la posibilidad de una evaluación regional del estatus de conservación y concienciar al público y administraciones del escenario de preextinción al que se enfrenta la especie en la mayor parte de Iberia».

A día de hoy, decenas de voluntarios están colaborando para realizar un censo nacional de la especie. Como parte de las posibles soluciones, los investigadores han marcado algunos pasos esenciales a seguir para la preservación de la especie.

Algunos de ellos son la constitución de grupos de trabajo específicos sobre diversos problemas de conservación y la elaboración de una campaña de concienciación para el público y los responsables de las administraciones.

Cría de gato montés. ©Shutterstock
Cría de gato montés. ©Shutterstock

Así amenaza el gato doméstico asilvestrado al gato montés

La realidad es que el gato doméstico o asilvestrado (Felis catus) es una auténtica amenaza muy seria para la población del gato montés (Felis silvestris), aunque algunos lo quieran ignorar o mirar para otro lado. Sin ir más lejos, este es el caso del Gobierno español o de las organizaciones ecologistas subvencionadas por él, las cuales se muestran muy combativas políticamente contra los gobiernos del Partido Popular mientras miran para otro lado ante los despropósitos medioambientales del ejecutivo de Pedro Sánchez.

Según el Atlas rojo de los mamíferos terrestres de España, del Ministerio de Transición Ecológica, «la hibridación genética y la transmisión de enfermedades de gatos domésticos o asilvestrados parecen afectar negativamente a la especie». Una investigación a escala europea publicada en enero de 2020 utilizó 926 muestras de 13 países para comprobar cómo está afectando realmente el problema de la hibridación entre el gato doméstico y el gato montés.

En lo referente a la Península Ibérica, de las 93 muestras estudiadas, 40 resultaron ser de gato doméstico, 42 de gato montés puro y 11 de híbrido. Esto supone un 21%, una cifra que supera a estudios anteriores que la situaban entre un 7 y un 15%. Por tanto, nos encontramos ante un problema creciente que ahora se verá agravado tras la aprobación de la ley animalista.

Las conclusiones del estudio no dejaban lugar a dudas: «la hibridación entre taxones silvestres y sus congéneres domésticos es un problema de conservación importante. Las especies domésticas con frecuencia superan en número a sus parientes silvestres en tamaño y distribución de la población y, por lo tanto, pueden inundar genéticamente a las especies nativas». Según el mismo estudio «la hibridación frecuente con el gato doméstico puede amenazar regionalmente la integridad genética del gato montés europeo, como lo documenta el ejemplo del gato montés en Escocia, y puede llevar incluso a la extinción genética de las poblaciones locales».

La ley animalista del Gobierno desafía a la supervivencia del gato montés

Un gato tras cazar un gorrión.
Un gato común tras cazar un gorrión. © Shutterstock

A pesar de todos estos datos, la alarmante situación en la que se encuentra el gato montés no parece generar ningún tipo de preocupación al Gobierno de España. Su reciente Ley 7/2023 de Protección de los Derechos y el Bienestar de los Animales prohíbe el control de perros errantes y gatos asilvestrados, lo que contribuirá a incrementar el problema de la hibridación.

Y no será porque la comunidad científica no lo alertó. Ya hace más de un año, un grupo científico liderado desde la Universidad Pablo de Olavide y la Estación Biológica de Doñana – CSIC emitió una contundente carta firmad por casi 900 expertos contra el anteproyecto de esta ley.

En ella prestaban especial atención a las colonias de gatos callejeros, pues el texto reflejaba garantizar la protección y el apoyo de estas colonias a cuenta de las administraciones públicas.

«Los gatos domésticos son considerados los depredadores no nativos más dañinos para la biodiversidad. Numerosos estudios indican que estuvieron implicados en la extinción de más de una cuarta parte de las extinciones de aves, mamíferos y reptiles en los últimos siglos. La depredación realizada por gatos es la principal causa de la mortalidad de pequeños mamíferos y aves, por encima de atropellos, envenenamientos o la caza», señaló el investigador Miguel Clavero.

Haciendo caso omiso a las alertas de este grupo de científicos, el Gobierno español siguió adelante con su Ley de Bienestar Animal. ¿El resultado? Una amenaza directa a una especie que se encuentra en preextinción.