Hace unos dĆas, una agricultora publicaba en su perfil de Instagram una publicación en la que informaba sobre los daƱos que la plaga de conejos estaban causando en sus campos. Asimismo, utilizó el vĆdeo para pedir ayuda a todos los cazadores.
En concreto, lo que pedĆa era que acudieran a sus terrenos y dieran caza a estos animales que tanto estĆ”n afectando a sus cultivos. Ā«Yo os doy tarjetas para que podĆ”is cazar tranquilamente y os llevo a mis campos para que echĆ©is allĆ el dĆa. Necesitamos ayuda porque esto es un problema gravĆsimoĀ», exponĆa.

Ella es Victoria y vive en Azaila, un pueblo pequeƱo de Teruel. El equipo de Jara y Sedal se ha puesto en contacto con ella para descubrir si su mensaje en redes sociales ha dado los frutos que esperaba.
«Los daños causados por los conejos siguen estando»
Preguntada, en primer lugar, por la situación en la que se encuentran sus campos actualmente, la agricultora ha puntualizado que Ā«Si no estuviĆ©semos en Ć©poca de sequĆa la situación hubiera sido muchĆsimo peorĀ».
«A pesar de ello, los daños siguen estando porque, evidentemente, sigue habiendo conejos que se comen los cultivos», ha añadido.
DespuĆ©s de haber colgado el vĆdeo en redes sociales, la agricultora ha asegurado que Ā«han estado viniendo muchos cazadores, muchĆsimos, todos los fines de semana e, incluso, entre semanaĀ».
La agricultora deja las tarjetas de invitación en el bar del pueblo
Unos dĆas mĆ”s tarde, informaba a travĆ©s de su Instagram que les facilitarĆa la ubicación de los terrenos a los cazadores que decidieran acudir. AdemĆ”s de esto, tambiĆ©n les indicó que les dejarĆa las tarjetas de invitación en el bar del pueblo.
Sobre esto hemos querido saber mÔs. «Dentro de mis zonas tengo entre 60 y 80 hectÔreas que son los campos que estÔn afectados. No estÔn todos juntos, no es una finca cerrada, sino que es campo abierto. Hay bastante distancia desde un campo y el otro», ha explicado Victoria.

«Para no estar llevando a los cazadores sitio por sitio para enseñÔrselos, lo que hago es dejarles las invitaciones en el bar del pueblo, que solamente hay uno. Ellos las recogen y les mando por WhatsApp los campos que yo tengo afectados para que ellos vayan a donde quieran».
«Por ejemplo, si van a un campo y ven que hay mÔs cazadores, pueden mirar otra ubicación e irse a otro sitio. Asà tienen la libertad de ir donde quieran», ha concluido la agricultora.