Es una realidad que se ha puesto de manifiesto con la llegada del nuevo siglo: cada vez hay más mujeres cazadoras. En la década de los 80 o de los 90 era casi imposible encontrar a una chica pateando terrones tras las perdices o tirando de un cochino al final de una batida. La caza parecía un terreno vedado para ellas, un lugar prohibido en el que parece que ni podían (ni querían) entrar. Aunque era una cuestión más de costumbre que de prohibición. Un reflejo del rol que la sociedad le había impuesto durante siglos, según el cual el hombre cazaba y la mujer hacía las labores del hogar.

Pero todo eso, por fortuna, ha quedado atrás. Y las cifras hablan por sí solas. La Federación Extremeña de Caza publica anualmente un informe en el que recoge el número de cazadoras que se incorporan a la actividad y los datos son muy reveladores. En 2012 apenas el 2% de los asistentes a los cursos para la obtención de la licencia de caza eran mujeres. Entre 2013 y 2015 la cifra se situó en el entorno del 5% y entre 2016 y 2018 ascendió hasta el 8%. En 2019 se superó por primera vez la ‘barrera’ del 10% de presencia femenina, y en 2020 superó la del 15%. En 2021 se alcanzó la cifra del 17,70%. Aún queda mucho para igualar a la presencia masculina, pero es todo un logro teniendo en cuenta que se partía casi de cero y que ninguna administración ha desarrollado políticas ni campañas para fomentar la incorporación de la mujer a la actividad cinegética.

Pilar Montero.
Pilar Montero.

Las mujeres cazadoras explican el porqué

Aunque siempre hubo alguna veterana cazadora, lo cierto es que la mayoría de las nuevas incorporaciones son chicas jóvenes. Pero ¿a qué se debe este fenómeno? ¿Por qué se ha producido este cambio? Lorena Martínez es la primera mujer que se ha convertido en presidenta de una federación de caza en España a sus 32 años y cree que todo ha venido dado por el empoderamiento femenino experimentado de manera paulatina durante las últimas décadas: «En la mayoría de los estamentos, la representación de la mujer a lo largo del último medio siglo ha experimentado una evolución al alza. Y aunque en el ámbito de la actividad cinegética el porcentaje de esa participación de la mujer sigue siendo poco representativo en comparación con los datos globales del sector, son cada vez más las mujeres que han podido progresar y vivir la caza con pasión», señala.

Pero este fenómeno es global y afecta a todos los países europeos, no solo España. Johanna Clermont es una de las cazadoras francesas más conocidas en toda Europa. En su país se está viviendo la misma tendencia y para ella la explicación a esta nueva realidad es la misma que en nuestro país: «es cierto que durante mucho tiempo la caza estuvo reservada en Europa a los hombres mientras que las mujeres se limitaban a hacer las actividades domésticas. Esto se acabó, la caza ha evolucionado como el resto de la sociedad. Las mujeres son pilotos de avión, soldados, cirujanas, líderes empresariales… ¿por qué no cazadoras? Es una evolución social que afecta a todos los ámbitos».

Montse del Dedo.
Montse del Dedo.

En la misma línea apunta Montse del Dedo, otra activa cazadora en redes sociales, quien recuerda que «antes la mujer tradicionalmente no trabajaba y se dedicaba casi en exclusiva al cuidado del hogar y los niños». Ella fue una de esas jóvenes que ingresó en el mundo de la caza sin haber tenido un referente cazador en su casa y lo encontró gracias al padre de su pareja: «Mi suegro era cazador. Un día de montería con él y desde entonces no he dejado de hacerlo».

Otro de los aspectos que señala Montse es la facilidad de acceso a la información que tenemos en la actualidad: «A día de hoy disponemos de mucha más información que antes a golpe de click en el acto. En mi caso me ha ayudado a entender por qué es necesaria la caza y la gestión del ecosistema. Todo unido a que en el momento que hemos ido a nuestra primera cacería desde el sector se nos ha tratado como uno más y eso ha ayudado a encontrar nuestro sitio en este mundo tradicionalmente de hombres en el que cada vez se ven más mujeres».

La joven María Moreno coincide con Montse en este último aspecto: «los hombres nos hacen sentir una persona más que comparte una misma pasión y un mismo estilo de vida, sin distinciones, sin hacernos sentir más o menos que nadie. Nos respetan y nos tratan por igual, algo que nos hace sentir a gusto y cómodas a la hora de disfrutar de una jornada de caza».

María Moreno.
María Moreno.

La importancia de las redes sociales en la llegada de las mujeres a la caza

La mayoría de las mujeres cazadoras consultadas para elaborar este artículo coinciden en apuntar que la implantación de las redes sociales ha tenido bastante que ver también en el fomento de la caza entre las chicas. Pilar Montero señala que «a través de las redes sociales se ha visibilizado mucho más el papel de la mujer en el mundo de la caza y eso ha hecho que las que estén dudosas se animen a hacerlo porque ven que otras lo hacen».

La extremeña María Guadalupe Leza cree que esta forma de mostrarse públicamente practicando esta actividad «ha hecho que la mujer tome un papel activo en el mundo cinegético. Antaño había mujeres que cazaban, pero un gran porcentaje tan solo acompañaba a sus parejas, familiares y amigos. Hoy día, eso ha cambiado. La mujer tiene un papel activo y eso se difunde desde las redes».

Saray Blanco es otra de las jóvenes cazadoras más activas en Instagram y TikTok. Desde sus perfiles difunde diariamente contenido relacionado con la caza, su forma de vida. Es consciente que entre sus miles de seguidores hay muchas chicas que ven en ella un ejemplo a seguir y que eso las animará a entrar en el mundo cinegético: «Siempre ha habido mujeres cazadoras pero ahora gracias a las redes sociales hay mucha más visibilidad y mujeres que se animan al ver a otras mujeres cazadoras».

Saray Blanco
Saray Blanco

¿Qué ha supuesto la llegada de la mujer a la caza?

Como decíamos anteriormente, la llegada de la mujer a la caza no es algo exclusivo de España, es un fenómeno global que ha surgido de manera simultánea en los países occidentales y que ha provocado importantes cambios en el sector. En primer lugar, ha tenido un impacto positivo en la cifra de cazadores. En Alemania, por ejemplo, a día de hoy hay 60.000 personas más con licencia de caza que hace 20 años, lo que supone un total de 397.000 personas. Una buena parte de ese incremento ha sido posible gracias a la mujeres.

Otro de los cambios más evidentes es que las grandes firmas han comenzado a desarrollar productos diseñados específicamente para ellas. Es el caso de las armas o, sobretodo, de la ropa. Firmas como Decathlon han incorporado líneas de ropa de mujer hace apenas un par de años para satisfacer la creciente demanda femenina.

María Guadalupe Leza
María Guadalupe Leza

Un regreso a los orígenes

No hay que engañarse pensando que este fenómeno es algo nuevo. En 2018, arqueólogos estadounidenses y peruanos excavaron una serie de enterramientos en el distrito de Puno, en los Andes peruanos. Allí encontraron el cuerpo de un humano rodeado de las herramientas que había utilizado para cazar: lanzas, puntas de proyectiles de piedra para derribar animales grandes, un cuchillo y escamas de roca para extraer órganos internos. También herramientas para raspar y curtir pieles. Se trataba por tanto de un cazador. Lo más llamativo vino después del análisis de los huesos, que determinó que se trataba de una mujer.

Tras el hallazgo, los investigadores estudiaron 429 esqueletos en 107 enterramientos diferentes a lo largo de América del Norte y del Sur que correspondían a los períodos del Pleistoceno tardío y Holoceno temprano, hace unos 8.000 a 14.000 años. De ellos, a 27 individuos se les enterró con herramientas de caza: 11 eran mujeres y 15 hombres, una muestra suficiente para «garantizar la conclusión de que la participación femenina en la caza temprana de animales de gran tamaño probablemente no fue trivial», aclaró el autor del estudio publicado en la revista Science Advance.

Precisamente a esta investigación se refiere Johanna Clermont durante la conversación. Además añade: «los antiguos griegos, romanos y celtas asociaban en sus figuras divinas la caza y la naturaleza. Diana también fue protectora de las fuentes. Por lo tanto, la mujer es vista como cazadora, pero también como protectora de la naturaleza. Esta es la esencia misma de la caza moderna, la caza de conservación, la gestión adaptativa.

Johanna Clermont
Johanna Clermont