El siguiente vídeo demuestra, una vez más, la faceta carroñera de los jabalíes. Éste lo protagoniza una piara de cochinos comiéndose una cierva muerta en un coto de Badajoz. Aunque es fácil ver al suido alimentándose de raíces, insectos que encuentra hozando o incluso huevos, no lo es tanto grabarlo alimentándose de un cadáver como sucede en esta filmación.

La grabación muestra la capacidad de adaptación de esta especie para sobrevivir y su carácter omnívoro, algo que muchas personas no cercanas al mundo rural desconocen.

Un estudio con cámaras de fototrampeo para comprobar la condición carroñera del jabalí

Un estudio científico de 2010 publicado en el boletín informativo Galemys de la Sociedad Española para la conservación y estudio de los mamíferos, también usó ungulados para comprobar la condición carroñera del jabalí. Titulado ‘Los carroñeros facultativos y la caza mayor estrategia de aprovechamiento de carroña por el jabalí (Sus scrofa Linnaeus, 1758)’, sus autores fueron Isidro José Espadas, José Antonio Sánchez Zapata, Francisco Botella Robles, Sergio Eguia Martínez.

Los científicos monitorearon con cámaras de fototrampeo los cadáveres de ungulados: «Se observó que el jabalí es uno de los principales carroñeros en el área de estudio, siendo más importante en aquellas áreas con ausencia de grandes carroñeros específicos», señala el texto.

El estudio mostró «la capacidad adaptativa del jabalí»

Además, «en caso de agregar toda la carroña en un mismo lugar, pasa a ser el principal consumidor nocturno, por encima del zorro (Vulpes vulpes), que es el principal consumidor de carroñas dispersas». Esto muestra «la capacidad adaptativa del jabalí, pues es capaz de explotar carroña con intensidad, recurso que a nivel global no se considera que forme una parte importante de su dieta. Además, «su consumo se ve acentuado con el aumento en la predictibilidad del recurso, pudiendo llegar a ser localmente su principal consumidor».

YouTube video

Por último, recordamos las imágenes de un jabalí que bajó del monte para comenzar a comerse la canal de una cierva que yacía muerta tras una batida. Lo más curioso de todo es que se trataba del lugar de la suelta y algunos de los rehaleros, ya con los perros en el camión, grabaron la escena.