En la caza nunca sabes qué te va a deparar la suerte. Puede ser buena o mala. Ese es precisamente uno de los encantos de esta actividad y lo que hace que los cazadores acudamos a cada jornada con la misma ilusión. Eso sí, hay ocasiones en los que la realidad supera todas nuestras expectativas. El siguiente vídeo es una buena prueba de ello.

Pongámonos en situación. Un cazador se encuentra en su puesto en plena montería. Y sucede eso que todo buen montero está deseando: se produce una ladra que se aproxima a su postura. Es evidente que los perros han dado con una res que avanza hacia él. Su acompañante coge su móvil y se prepara para grabar el lance, que es inminente. Los nervios están a flor de piel, la adrenalina fluye por las venas del cazador y todos sus sentidos se centran en saber por dónde romperá la pieza.

Después e unos intensos segundos de tensión, por fin da la cara el animal. Pero para sorpresa de todos no es un ciervo o un jabalí. Se trata de una oveja que el atónito cazador deja pasar con gesto de incredulidad. Está claro que esa especie no estaba contemplada en el plan técnico de caza.