Dos lobos han dado caza a un corzo en la puerta de un colegio de la ciudad italiana de Meana di Susa, en la provincia de Turín. El vídeo, publicado por el medio italiano La Stampa, muestra cómo los dos cánidos acechan al cérvido en constantes ataques hasta que logran hacerse con él y matarlo.

El hecho, captado por la cámara de seguridad del centro educativo, acaeció hace unos días, alrededor de las 2:30 de la madrugada y el vídeo fue puesto a disposición del citado medio por Marco Cenni, presidente de los Distritos Alpinos. Se trata de un minuto y medio de grabación que muestra la realidad de la presencia del cánido en estas zonas y su acercamiento a los lugares urbanizados.

Este hecho, además, se produce apenas unos días después del anuncio del consejero regional Fabio Carosso de que «sólo en Piamonte hay al menos 450 ejemplares de lobo y, ahora, el objetivo es aprobar el Plan Wolf, que pretende formar a un grupo de técnicos capacitados para contener al depredador a través de la gestión allá donde su presencia sea excesiva», narra el citado medio.

El crecimiento de la presencia de lobo en la zona provoca que los ciervos y los corzos se refugien cada vez más cerca de los hogares, lo que hace que también el lobo se acerque a pueblos y ciudades como se muestra en este vídeo.

Puedes reproducir el vídeo accediendo a la publicación original pinchando en la siguiente foto:

¿Qué podría pasar si un lobo ataca a un niño?

Manuel Suárez fue víctima de un ataque de lobo en Galicia siendo niño. Jara y Sedal ha hablado con él y recogido su testimonio.
Manuel Suárez fue víctima de un ataque de lobo en Galicia siendo niño. Jara y Sedal ha hablado con él y recogido su testimonio.

21 de julio de 1958. Un niño de cinco años llamado Manuel Suárez se encuentra jugando en el bosque cerca de Vimianzo, un pequeño pueblo coruñés próximo a la Costa da Morte. No está solo, le acompaña su amigo Alberto. Cerca de ellos, aunque fuera de su vista, se encuentran sus tíos, que trabajan el campo mientras ellos se divierten con sus juegos. A pesar de estar en verano la temperatura es baja, por eso visten ropa de manga larga. Los dos pequeños creen que están solos, pero se equivocan. Una sombra les observa desde la espesura de un monte cercano. Primero, con curiosidad. Después, con hambre. Así lo contó hace unos días a este medio.