La colombofilia o colombicultura es el arte de criar y adiestrar palomas para que lleven mensajes a una determinada ubicación, siendo capaces después de volver a su palomar.

El primer concurso colombófilo del que se tiene constancia data del 15 de junio de 1820. En esa misma época es cuando se establece la aplicación militar de la colombofilia que tuvo su auge durante la Primera Guerra Mundial. Actualmente las competiciones más largas se efectúan desde Barcelona hasta el norte de Holanda -1.100 kilómetros- si bien el país con más licencias para su práctica es China -300.000-.

Aunque se ha hablado mucho del siguiente vídeo en redes sociales, las palomas que aparecen en él habrían sido liberadas en Taiwan a las 7:30 horas del 1 de noviembre de 2017 durante un entrenamiento en el mar a unos 50 kilómetros de la costa, según publicó entonces el diario taiwanés Liberty Times.

El mismo vídeo circuló en ocasiones anteriores con versiones distintas, verificadas por dos páginas francesas, como que las aves habrían sido liberadas por la organización ambientalista Greenpeace o por funcionarios estadounidenses de aduanas. Pero nada tenía que ver: lo cierto es que se trataba de un entrenamiento por el que se enseña a las palomas a volver al palomar cruzando el mar para que a posteriori no tengan problema en hacerlo en aquellas competiciones de fondo o gran fondo en las que recorren cientos de kilómetros incluso en alta mar.

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♬ Starvation – Thomas Bergersen

Palomas de la guerra

Las palomas han ejercido un papel importante en numerosos conflictos bélicos a lo largo de la historia. Tras ser entrenadas fueron usadas con frecuencia como mensajeras en diferentes bandos. Las de raza doméstica han sido las más habituales a la hora de llevar mensajes durante la Primera y Segunda Guerra Mundial. Algunas de ellas y de otras razas han sido galardonadas con la Distinción Dickin entregada a animales por sus acciones señaladas en determinados conflictos bélicos.

En la Segunda Guerra Mundial el Ejército británico utilizó palomas mensajeras para conseguir información en Francia y Bélgica, zonas cerradas tras ser ocupadas por los nazis. ‘Operación Columba‘ se denominó a esta estrategia militar en particular que el escritor norteamericano Alan Hlad recuerda en su primera novela, ‘El largo camino a casa‘ (Espasa).

La paloma G. I. Joe recibió la medalla Dickin e hizo historia al convertirse en el primer animal por el que se celebró una ceremonia en la Torre de Londres. © Cordon Press

Una noticia de 2012 despertó la curiosidad del autor: un hombre del condado inglés de Surrey encontró en su casa durante una reforma el esqueleto de una paloma que aún llevaba atada a la pata un cilindro. En el interior de este había un mensaje que todavía nadie ha descifrado. Es ahí donde nace la idea de una novela que retrata cómo se utilizaron las palomas mensajeras como parte de la estrategia militar.

En cuanto a las palomas mensajeras utilizadas por ambos bandos durante la Guerra Civil en España destaca el caso de la paloma 46.415, que en 1937 cumplió una misión y entregó el mensaje lanzado por un grupo de guardias civiles atrincherados en el Santuario de Santa María de la Cabeza de Jaén al principio del conflicto. Al parecer, la paloma, a pesar de estar herida de muerte, cumplió con su cometido. El comportamiento de esta ave fue considerado heroico por los cronistas del bando Nacional, que escribieron entonces: «Llegó a su destino arrastrándose, entregó su mensaje y falleció». El animal fue disecado, condecorado y, hasta hace unos años, estuvo expuesto en el Museo del Ejército de Toledo.