La pasión por la caza no tiene límites. Es algo que hemos narrado en múltiples ocasiones en Jara y Sedal con historias de superación realmente increíbles. Hoy, una vez más, sacamos a la luz un relato que sirve de ejemplo para todos los cazadores que han pasado por un momento difícil pero se niegan a abandonar su pasión.

Está protagonizado por Juan Aragón, un cazador de 80 años de edad de la localidad gaditana de San José del Valle al que hace año y medio tuvieron que amputarle las piernas debido a un problema de diabetes. Sin embargo, y a pesar de que venía arrastrando este problema hace una década, no ha dejado la pasión cinegética a un lado y ahí ha estado su hijo, Rafael Aragón, para apoyarlo.

Disfruta «como un niño» cada jornada de caza

Desde el momento en el que no podía caminar, él ha sido el encargado de llevarlo de cacería en el coto de este municipio andaluz, principalmente para que pudiese cazar la perdiz con reclamo, algo con lo que disfruta «como un niño».

«La caza ha sido siempre su pasión. Ha sido un cazador muy terco, pero muy duro y muy bueno; aún lo sigue siendo, pues cada día que sale al campo nos sigue dando una lección en cuanto a paciencia y en cuanto a saber esperar a las perdices», nos comenta su hijo. Durante febrero y marzo están llevando a cabo nueve jornadas de caza de perdiz con reclamo en el citado coto gaditano.

También cría sus propios reclamos

En su tiempo libre, Juan Aragón cría sus propios reclamos de perdiz, a los que tiene puestos nombres tan artísticos como Farina o Valderrama. «Cuidar los pájaros es su gran ilusión, su gran motivación cada vez que se levanta. No les falta de nada, los tiene siempre limpísimos y son la envidia de todo el coto», asegura su hijo.

Además, este año tiene la suerte de haber podido criar «dos perdices que son muy buenas y con las que disfruta como un cosaco» cada vez que sale al campo.

Su gran arma es la paciencia, según comenta a Jara y Sedal su hijo: «Nos ha dado y nos sigue dando lecciones siempre, sobre todo en cuanto a saber esperar las cosas de la vida se refiere».

La otra historia de superación de un cazador que sufrió cuatro ictus: «La caza me dio la vida»

cazador ictus

Matías Castillo Astasio, un cazador y pescador de  58 años de edad que sufrió el pasado año 2019 cuatro ictus en un solo día, se planteó como meta psicológica volver a cazar «para volver a vivir». Y así lo hizo tan sólo un mes y medio más tarde, con la apertura de la media veda en Andalucía el pasado agosto: «La vida es un arte. Si te hundes, te mueres. Yo quiero vivir y la caza me da vida». Este es su testimonio.