Una parte de la sociedad ha dedicado diversas críticas a los ganaderos por las emisiones de CO2 producidas por sus animales. «Es curioso como la gente que vive en la ciudad nos acusa a nosotros de destruir el planeta», comienza defendiendo esta joven agricultora con imágenes comparativas entre ambos mundos.

Su nombre es Pilar, es muy conocida en las redes sociales, y ha querido pronunciarse al respecto y salir en defensa de sus compañeros del mundo rural.

En primer lugar, se ha referido a quienes han pronunciado dichas críticas asegurándoles que debatirán acerca de las emisiones del ganado cuando lleguen a un acuerdo «en hablar de las emisiones del uso excesivo de aviones privados, las carnes cultivadas en laboratorio, las megaciudades, etcétera».

Asimismo, les ha acusado de «señalar con el dedo» a los agricultores y ganaderos sin tener conocimiento con aspectos del mundo rural como el cuidado de vacas, el uso regenerativo de la tierra o la implementación de cultivos permanentes convencionales, entre otros.

«No podemos hacer lo que hacemos si arruinamos la tierra»

De igual modo, ha condenado que «es fácil señalar con el dedo cuando no se tiene ni idea de lo que se está hablando, porque no lo estás viviendo en tus propias carnes, o si ni tan siquiera te has molestado en conocer la realidad detrás de la comida que comes».

«Si hay algo que me gustaría que la gente entendiera», ha añadido, «es que literalmente no podemos hacer lo que hacemos si arruinamos la tierra que utilizamos. Dependemos de que la hierba vuelva a crecer y de que nuestros animales estén en las mejores condiciones de bienestar».


La curiosa reflexión de una joven ganadera que cría corderos y critica que se coman lechales en Navidad


También ha querido dar a conocer que los trabajadores del campo necesitan, además de lo ya mencionado, fuentes de agua limpias para que ellos puedan beber y para que se pueda seguir produciendo.

Por último, Pilar ha sentenciado que «penalizar y no dar el reconocimiento que merecen a los ganaderos solo va a hacer que sea más difícil alimentar al mundo» y que se pierda la soberanía alimentaria del país. Esto, tal y como ha explicado, «conllevaría a la importación de carne de otros países, lo cual solo libera más emisiones».