Durante los últimos años la actividad cinegética ha sufrido una serie de ataques anticaza en diferentes frentes con un único objetivo: acabar con ella. Como hacerlo de forma frontal y directa es prácticamente imposible, desde el mundo ecologista y animalista han trazado un plan para ir acabando con ella centrándose en atacar diferentes objetivos.

Este artículo es solo una parte de un amplio trabajo periodístico realizado por la redacción de Jara y Sedal en colaboración con las principales asociaciones del sector en el que mostramos quién está detrás de cada ataque, qué estrategia ha utilizado y qué ayuda se ha encontrado por el camino para llevarlo a cabo. Ya hemos hablado de los planes para acabar con el silvestrismo, la caza del conejo (Oryctolagus cuniculus), de la perdiz roja (Alectoris rufa), de la codorniz (Coturnix coturnix), de la la tórtola (Streptopelia turtur) y hoy es el turno del lobo (Canis lupus signatus).

¿Quién ha diseñado el plan?

Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico (ASCEL), Lobo Marley, Ecologistas en Acción, Partido Animalista Contra el Maltrato Animal (PACMA), WWF España y Unidas Podemos.

¿Quiénes son los ejecutores?

Actual Gobierno central.

Directiva de Hábitats, Ley del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) y Listado de Especies en Régimen de Protección Especial.

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Teresa Ribera y lobo ibérico. © Shutterstock y EFE

¿Cuál es el plan para prohibir la caza del lobo?

  • La Directiva de Hábitats cataloga al lobo como especie de interés comunitario.
  • En el año 2005 se aprueba una Estrategia Española de Conservación y Gestión del Lobo.
  • En el año 2007 la Ley del Patrimonio Natural y la Biodiversidad traspone dicha Directiva, dotando a las poblaciones de lobos situadas al sur del río Duero de una protección estricta y posibilitando la gestión cinegética de las que se emplazar al norte de dicho río.
  • En el año 2019 se incluyen en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESPRE) a las poblaciones de lobos situadas al sur del río Duero.
  • Ese mismo año la Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico (ASCEL) solicita al Gobierno central la inclusión en el LESPRE de todas las poblaciones de lobo de nuestro país.
  • Recientemente, el Ministerio de la Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITERD), en contra de la mayoría de los gobiernos de las comunidades en las que el lobo está presente, ha aprobado la inclusión en el LESPRE a todas las poblaciones de lobo de nuestro país.
  • Se espera que a mediados de septiembre se apruebe y entre en vigor la orden ministerial que refrende esta inclusión. De este modo quedaría prohibida la caza de esta especie en todo el territorio nacional.

Blindar el lobo, una decisión ideológica 

Tras los Cárpatos, España cuenta con el mayor número de lobos en Europa con una posible población de más de 2.000 ejemplares. ‘Curiosamente’, desde la catalogación de la especie como cinegética, allá por los años 70, sus poblaciones se han expandido desde los últimos reductos del noroeste –especialmente en León, Zamora, Galicia y Asturias– hacia buena parte de la mitad norte, sin que se haya producido una expansión de Madrid hacia el sur.

El Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITERD) y varias comunidades autónomas –muchas de ellas sin lobos– decidieron recientemente prohibir su caza, pero dejando claro que se podrán seguir realizando controles de la especie. La decisión no se tomó por motivos científicos, sino por el valor cultural y patrimonial de la especie. Una decisión que no es la más adecuada para mejorar su estado de conservación, favorecer su expansión a otros territorios y reducir la intensidad del conflicto con la ganadería, que sigue al alza en territorios en los que esta actividad está abocada a desaparecer. 

Si España ha albergado importantes densidades de lobos bajo gestión cinegética, ¿por qué cambiarlo? ¿Qué intereses o ideologías hay detrás de esta decisión? Por ejemplo, prohibir su caza no parece haber tenido un impacto positivo en las poblaciones al otro lado de la raya. Según datos del Grupo Lobo en Portugal, hoy en día ocupa sólo el 20% del territorio que antaño ocupaba, y desde 1980, cuando quedó como estrictamente protegido, ha mostrado una reducción de sus poblaciones. Y a nadie se le escapa que el mantenimiento de manadas en el noroeste portugués es también fruto de la conservación del lobo en Galicia y Castilla y León.

Un momento de la protesta contra el lobo en Madrid. © Ángel Vidal

El lobo y el fin de la ganadería

La decisión ministerial de incluir al lobo en el catálogo de especies protegidas en España es, junto con la prohibición definitiva de su caza, una de las grandes polémicas de 2021. Y es que esta decisión, que entrará en vigor a finales de año, se ha establecido en torno a unos criterios ideológicos y no científicos que imponen el carácter cultural del lobo frente a dos realidades: la evidencia del crecimiento de este cánido en los últimos años y la condena que su protección supondrá para ganaderos y gestores cinegéticos, que quedarán desamparados ante sus ataques.

Para Fundación Artemisan el lobo es un superdepredador necesario para los ecosistemas, pero es imprescindible realizar un control poblacional que mejore su convivencia con los agentes anteriores, cuya actividad se verá perjudicada por el previsible aumento de sus ataques. De esta forma, Artemisan trabaja desde la defensa jurídica para apoyar los planes de gestión del lobo en las distintas comunidades autónomas, además de a través del área de comunicación. Asimismo, también actúa como miembro activo de la Plataforma en Defensa de la Gestión del Lobo Ganader@ Viv@, cuyo objetivo es frenar la protección de este animal en pos de la ganadería y el mundo rural.

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