La Cephenemyia stimulator se ha convertido en la gran pesadilla para los apasionados de la caza del corzo en los últimos años. Popularmente conocido como el gusano del corzo o el gusano de las narices, se trata de larvas de una mosca que usan al corzo como hospedador. La enfermedad es transmitida por las hembras de esa mosca, las cuales depositan sus larvas en la nariz del corzo.
Una vez que las larvas comienzan a crecer, éstas ocupan la faringe y fosas nasales –garganta y nariz– de los corzos y como cada vez les cuesta más respirar y tragar, esto les hace irse debilitando poco a poco, culminando con la muerte directa en algunos casos o bien dejándolos expuestos a los depredadores.
Los efectos sobre sus poblaciones son nefastos, llegando a diezmarlas en aquellas zonas en las que está presente.
Un nuevo estudio arroja luz
Fruto de las investigaciones realizadas en torno a este proyecto desde la Universidad de Santiago de Compostela (USC), se ha podido constatar que hay otro gusano que está afectando también a los corzos de manera importante. Más de lo que hasta ahora podíamos imaginarnos. Se trata de otros oéstridos, parásitos que pueden estar presentes en rebaños de cabras o de ovejas y cuyo control efectivo podría ser de gran relevancia para aliviar la miasis nasal que afecta a los corzos.
Así lo ha demostrado el documento titulado ‘Prevalencia de miasis nasofaríngea en corzo de una zona con alta simpatría entre ungulados salvajes y domésticos del centro de España‘. En este trabajo ha participado el Grupo de Investigación en Sanidad Animal: Galicia (INVESAGA) de la USC.
Los datos obtenidos sugieren que las cabras y ovejas domésticos que pastan en el campo pueden transmitir el gusano de Oestrus ovis a los corzos en el centro de España. Según los investigadores, esto puede deberse a la alta densidad de este ungulado salvaje y a las ovejas en libertad con las que suelen compartir hábitats en esta zona. «Por lo tanto, esta región española puede considerarse un punto crítico de transmisión cruzada de diferentes Oestridae entre Cervidae y Bovidae, como se informó anteriormente para H. actaeon», comentan los investigadores en las conclusiones de su trabajo.
Una muestra de casi 200 corzos
Los investigadores han estudiado un total de 184 corzos entre los meses de enero y junio de 2023 para, así, descubrir la situación de las miasis nasofaríngeas que afectan a esta especie en las provincias de Burgos, Soria, Segovia, Zaragoza y Guadalajara.
El estudio se puso en marcha después de conocerse el primer caso descrito del díptero Oestrus ovis en una corza de Guadalajara en 2022. En él, 44 ejemplares dieron positivo a diferentes estadios larvarios de oéstridos, suponiendo el 23,9% de los analizados. De ese total, 26 corzos fueron positivos a Cephenemyia stimulator (mosca de la nariz del corzo), mientras que 18 lo fueron a Oestrus ovis (mosca de la nariz de las ovejas).
Concretamente, dicho trabajo que la prevalencia y la intensidad de C. stimulator es inferior a la detectada en un estudio anterior en 2022. De igual modo, este evidenció una enorme diferencia entre las provincias analizadas, oscilando del 0% en Segovia y Guadalajara, hasta el 57,1% en Zaragoza.
Vigilar al parásito en cabras y ovejas para un «control óptimo» de las miasis nasal
Néstor Martínez Calabuig, investigador predoctoral del Campus Terra de la USC y primer firmante del artículo, ha explicado que «las marcadas diferencias entre provincias vecinas como Burgos y Segovia o Zaragoza y Guadalajara se deben probablemente a una distribución irregular de la miasis dentro de estas provincias».
Cazadores liberan un corzo con un collar GPS en Teruel para realizar un estudio impulsado por la ACE y Artemisan
Asimismo, el grupo de investigación del Campus de Lugo de la USC en la Facultad de Veterinaria ha apuntado que la alta frecuencia de O. ovis en ovinos y caprinos del centro de España, sumada a su proximidad con corzos y pequeños rumiantes en la zona de estudio, «puede aumentar el riesgo de infestaciones cruzadas». También han comprobado que las larvas maduras podrían completar su ciclo biológico en estos animales.
Es por ello que, tal y como ha matizado Martínez Calabuig, «el control de oéstridos en rebaños de ovejas y cabras en zonas donde comparten hábitat con rumiantes salvajes sería recomendable para conseguir un control óptimo de las miasis nasales».
¿Cómo puedo colaborar con este estudio?
Son muchos los cazadores que se encuentran estas larvas al preparar la carne del animal. Por eso la Asociación del Corzo Español colabora con dos estudios que actualmente están en marcha. El primero de ellos, del que proceden los resultados expuestos en esta noticia, es llevado a cabo por el INVESAGA desde el año 2013.
Su objetivo es estudiar los distintos parásitos alojados en las cabezas de los corzos para conocer la prevalencia e intensidad larvaria de la Cephenemyia. Para ello es necesario enviar la cabeza completa. Hay que señalar que el INVESAGA ha diseñado un protocolo para devolver los trofeos íntegros y sin romper a sus propietarios tras el análisis.
La forma de enviar la muestra es embolsando la cabeza, que se puede refrigerar e, incluso, congelar. Tras ello, puedes contactar a través del perfil de Instagram de la ACE o en su correo electrónico: [email protected]. Desde ahí mandarán las instrucciones y un kit de recogida de muestras.
Tal y como te comentamos recientemente en este artículo, las zonas de las que aún se necesita más colaboración son Ávila, Salamanca, Zamora, Madrid, Aragón y Extremadura.
Hay que destacar que el hecho de no observar larvas a simple vista no significa que ese animal no esté infectado y no debamos enviar la cabeza. Tal y como asegura a Jara y Sedal Néstor Martínez Calabuig, investigador de la Universidad de Santiago de Compostela y responsable del estudio, «las larvas de estadio 1 miden entre uno y dos milímetros y se encuentran en cavidad nasal, por lo que son casi imperceptibles, pudiéndose dar por negativos animales que en realidad no lo son».
Colabora en otro estudio de Artemisan…
Por otro lado, la ACE tiene en marcha otro proyecto independiente con la Fundación Artemisan para tratar de conocer más a fondo la miasis del corzo.
En este caso no necesitan la cabeza completa, solo las larvas. Puedes contribuir al estudio cogiendo los gusanos mediante unas pinzas, todos los posibles con un máximo de 25, conservarlos en un bote hermético en alcohol al 70 % (o, en caso de no tenerlo, en alcohol de 96º en una proporción de 70% y el otro 30% de agua), rotular el bote con la fecha y el municipio en el que se han encontrado y contactar con el proyecto a través del correo: [email protected] o el teléfono 926 438 268.
… o colabora con ambos a la vez
Hay una tercera opción para colaborar ambos proyectos, como nos recuerda Nestor Martínez: «Siempre que se pueda colaborar con el envío de la cabeza al INVESAGA es de agradecer, ya que las larvas, en el caso de los animales positivos, también pueden ser utilizadas para el ADN del estudio de Artemisan, ya que nosotros las guardamos y se las enviamos. Así matamos dos pájaros de un tiro, ya que se estudia la prevalencia e intensidad y luego se pueden usar esas larvas para el estudio de Artemisan igualmente».