Ocurrió el pasado sábado, 27 de abril, en un pequeño pueblo de la Serranía Baja de Cuenca. Allí se encontraba Mario Martínez Clemente, el cazador que vivió el lance que vamos a conocer a continuación y que tiene un destacado ejemplar de corzo como gran protagonista.

Tal y como ha contado el propio Mario al equipo de Jara y Sedal, de ese pequeño pueblo es la familia de su mujer, también apasionada de la caza, y acuden a él a «pasar los fines de semana y los veranos».

Durante la mañana del día anterior, el 26 de abril, Mario eligió, para recechar, un lugar donde el 6 de enero vio, junto a su suegro, «el único macho de la especie» durante sus salidas a la menor. Llegado el sábado, el cazador puso rumbo al paraje que había escogido.

Dos machos de corzo sorprendieron al cazador

«A unos 500 metros», ha comenzado narrado, «en medio de una siembra vi un bulto que me tuvo entretenido, averiguando que podía ser, más de 40 minutos. Al final resultó ser un corzo joven», ha detallado.

Después de esto se encaminó «hacia la segunda siembra entre el monte, unos 40 minutos de camino, mirando con los prismáticos y caminando en silencio», ha recordado. Fue entonces cuando consiguió avistar ese lugar en el que encontró «el único macho con borra» aquel 6 de enero.

«A los 20 minutos apareció, a 700 metros de mí, una hembra y su añal», ha continuado contando Mario. «Decidí sacar la cámara para grabarlo y enseñárselo a mi mujer, porque en las salidas anteriores no vimos ni hembras, y sorpresa la mía cuando vi que no se trataba de una hembra y su añal, sino más bien de un macho, y no solo eso, Mario Martínez Clemente, ha resaltado.

En uno de ellos podía distinguir «algo dorado en la cabeza», pero no sabía con certeza si era «un corzo joven con ramas enredadas en su cuerna». «De repente fijaron la vista al monte, algo les asustó y salieron corriendo. No pudimos ver claramente qué tal era el corzo», ha puntualizado.

A pesar de ello, el cazador decidió esperar un poco antes de marcharse y «a escasos 300 metros apareció el macho joven seguido por el adulto». «Rápidamente comenzaron de nuevo la carrera, cruzaron el monte y se pararon a 200 metros. Distinguí una cuerna no muy alta, pero unos rosetones enormes», ha concretado Mario.

Así fue el lance

«En una carrera en la que se dirigían hacia mí, el corzo adulto paró unos segundos. Me aseguré de que no fuera el joven, lo metí en el visor y disparé. Vi el salto a cuatro patas que dio desde el visor. El animal anduvo dos metros aturdido y cayó abatido», ha narrado respecto al lance.


Cazan en Cuenca un corzo que parecía macho y hembra al mismo tiempo


Tras recoger el equipo, Mario se acercó al lugar donde vio desaparecer al animal. «La siembra tenía la altura justa para no permitirme ver el animal hasta que llegué encima de el», ha descrito. «Allí estaba, un ejemplar precioso. Llamé corriendo a mi suegro y le dije que acababa de cazar un corzo de 13 puntas».

El cazador junto al animal recién abatido. © M.M.C.

«Rápidamente recogieron su equipo, se montaron en el coche y vinieron en busca mía para ayudarme a recogerlo. Yo no dejaba de creer el animal que acababa de abatir», ha expresado. Según él mismo ha querido destacar, le dedicó la caza de este espectacular corzo a su tío Miguel, fallecido a causa de un cáncer y quien le «enseñó y metió esta forma de vida en el corazón».

El corzo recién precintado. © M.M.C.

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