En una nueva grabación obtenida por el equipo de Jara y Sedal, puede verse de nuevo un ejemplar de visón americano (Neovison vison) en Salamanca, esta vez en una zona especialmente transitada por turistas: el Parque Fluvial Río Tormes, donde se alquilan barcas junto al cauce. El hallazgo, lejos de ser anecdótico, confirma que esta especie invasora sigue expandiéndose sin control por el entorno urbano.
El visón americano, uno de los depredadores más dañinos para la biodiversidad fluvial de la Península, ha sido captado en vídeo por segunda vez en apenas unas semanas. Si en la ocasión anterior lo veíamos alimentándose del pienso destinado a una colonia de gatos callejeros, ahora ha aparecido en la zona de barcas del Parque Fluvial, un enclave muy visitado, especialmente en primavera y verano.
Una amenaza que no deja de crecer
La presencia del visón americano en espacios urbanos como el Tormes es síntoma de una problemática más profunda: la interacción entre fauna silvestre y actividad humana. Esta especie fue introducida en Europa por la industria peletera y liberada posteriormente por grupos animalistas, lo que ha dado lugar a su asentamiento en numerosos ríos del país.
Su presencia se ve favorecida por la existencia de alimento artificial en el entorno urbano, como el pienso que se deja diariamente para una colonia de gatos ferales en la ribera. Este suministro constante de comida, sumado a la falta de control efectivo, ha propiciado que el visón encuentre condiciones óptimas para reproducirse y desplazarse por espacios insólitos, como la zona de barcas.
Una doble presión sobre la biodiversidad
La grabación en este enclave turístico confirma lo que ya advertimos hace semanas: la biodiversidad urbana está sometida a una doble presión. Por un lado, el visón americano depreda sobre aves, anfibios, peces y pequeños mamíferos. Por otro, los gatos asilvestrados —protegidos ahora por la Ley de Bienestar Animal— multiplican ese impacto sobre la fauna autóctona.
El Ministerio para la Transición Ecológica reconoce el grave papel de los gatos callejeros en la Estrategia Nacional de conservación de especies amenazadas. Allí se menciona cómo afectan a especies en peligro como la cerceta pardilla o la malvasía cabeciblanca. Pero pese a las advertencias, las administraciones siguen sin tomar medidas efectivas para controlar estas colonias.
Política de conservación sin rumbo
Este caso vuelve a poner en evidencia el choque entre una legislación animalista y las necesidades reales de gestión de la biodiversidad. A pesar de las alertas científicas, el marco legal actual impide controlar a los gatos asilvestrados y permite que especies como el visón encuentren un entorno ideal para expandirse.
La comunidad científica ya se ha pronunciado: casi 900 investigadores alertaron del riesgo que supone blindar legalmente las colonias felinas. Pero mientras sus advertencias son ignoradas, el visón americano campa a sus anchas en plena ciudad. Ahora, además, lo hace en un punto emblemático de Salamanca.