Thalia Sánchez Suárez es una cazadora de 32 años de edad natural de la zona toledana de La Sagra que vive el mundo cinegético con gran pasión. Acude de caza desde que tenía 4 años y fue con 14 años cuando comenzó a practicar la actividad cinegética con una pequeña escopeta del .410. Aunque después empuñó una del 20 y actualmente tiene una Blaser F3 del 12, su arma más importante es la que le impulsa a seguir adelante y pedir unión en un sector que necesita a la mujer cazadora más que nunca ante los ataques del animalismo.

Sánchez, educadora social y técnico en violencia de género de profesión, también ha participado y destacado en varias competiciones de caza menor con perro en los últimos años, siendo campeona de Castilla-La Mancha y Toledo en las modalidades de caza de palomas a brazo o blancos a brazo, de codorniz a tubo y de caza menor con perro. Además, según detalla a Jara y Sedal, el título de codorniz a tubo lo ha revalidado recientemente.

En la actualidad, practica la caza menor con perro, siendo una amante de la media veda, del zorzal, la paloma, el conejo… y la montería. «Me encanta cazar el jabalí y el gamo. Normalmente a rececho y alguna espera, pero mi modalidad preferida son las monterías. También practico la caza menor con una bretona, aunque siempre he cazado con pointer», señala a esta redacción Sánchez.

La vocación cinegética de Thalia

Thalia junto a su padre y sus perros tras una jornada de caza menor. © T. S.

La vocación de Thalia le viene de familia: «Mi abuelo era galguero. Es verdad que a mi padre le metió en vena este deporte; a él le dio por la caza menor en primer lugar y luego tuvo una pequeña rehala», detalla.

Esta joven toledana destaca sobremanera que «la caza no es solamente conseguir una pieza, sino respeto, compañerismo, cuidar del medio en el que tú vas a practicar ese deporte…». «Abatir una pieza es la parte final del proceso», añade.

Reivindicaciones como mujer cazadora

Thalia Sánchez, en una jornada de caza. © T. S.

En cuanto las reivindicaciones que realiza como mujer cazadora, Thalia pone en valor: «Siempre digo que la mujer cazadora siempre ha estado presente de una forma pasiva, y eso ha cambiado mucho. Es importante que salga a cazar de una forma autónoma; ya no voy a acompañar a nadie, ya soy la persona que caza», defiende.

«Ese empoderamiento que ha tenido la mujer es importante, y más en la caza, porque éste no es un deporte exclusivamente de hombres, y de hecho se dan muchas facilidades a las mujeres para que sean cada vez más. La caza para mí es legado, y ese legado las mujeres lo podemos transmitir de primera mano», expone la joven. Y va más allá: «El mayor respaldo que hay en el mundo de la caza son los compañeros, mujeres y hombres. No me puedo sentir más cómoda con los hombres en la caza», añade.

Educadora social de profesión

Otra imagen de Thalia Sánchez en una jornada de caza. © T. S.

Thalia es educadora social y técnico en violencia de género de profesión: «Parece que no está relacionado, pero el tema de apoyar a la mujer cazadora me viene a la perfección; es un valor educacional. Al final, intento llevar la caza a todos los ámbitos, y cuando veo los materiales didácticos que se hacen en los colegios con aspectos como el lobo, veo la importancia de inculcar este campo al mundo cinegético», pone en valor Sánchez.

«Hago mucho hincapié en que esos materiales sean adaptados a la realidad. Quien hace esas redacciones no conoce el mundo de la caza. ¿Por qué no pueden tomar la palabra a los cazadores para ello?», se pregunta en este aspecto.  

Sobre las amenazas del animalismo y la unión del sector

Thalia junto a su padre y otros compañeros de caza en la manifestación del pasado 20 de marzo en madrid. © T. S.

Por último, sobre las amenazas del animalismo y la unión del sector, Thalia hace una reflexión final: «Hace unos meses recibí unas amenazas brutales, pero sí es verdad que está en nuestra mano poner límites. El apoyo entre nosotros debe ser muy importante, debe ser crucial, y sobre todo entre las mujeres cazadoras. En la caza no existe un rival, sino un compañero, y eso lo debemos llevar a gala siempre», concluye.