Efectivos del Seprona de la Guardia Civil han requisado siete animales silvestres disecados, uno de ellos de una especie amenazada, que estaban expuestos en un refugio para cazadores ubicado en un parque natural protegido de Santa Pola, en Alicante. El propietario no pudo acreditar su procedencia legal, según el instituto armado.

La Guardia Civil ha dado a conocer en nota de prensa que durante una inspección rutinaria en un coto del paraje, los agentes se sorprendieron al encontrar varias especies naturalizadas: tres perdicesuna liebreun zorrouna codorniz y una gineta.

No todas las especies de animales pueden ser cazadas para ser disecadas, como ocurre con la gineta, que es una especie no cinegética, aunque sus poblaciones no se encuentran amenazadas. Sólo podría disecarse un ejemplar cuando su muerte se produjera de forma natural o accidental, y siempre con la previa autorización de la Conselleria de Medio Ambiente.

Una decisión polémica

Fuentes del instituto armado han explicado que los agentes también se llevaron a las especies cinegéticas naturalizadas argumentando que la taxidermia debe ser ejercida por personal autorizado y los ejemplares deben estar acompañados en todo momento de la documentación que acredite que han sido disecados en un taller inscrito en el registro, y que tanto su procedencia como su tenencia son legítimas. Esto no es así, puesto que cualquier persona que lo desee puede disecar una especie cinegética incluso en su propia casa, sin necesidad de ningún permiso especial, según han confirmado fuentes especializadas a Jara y Sedal.

Los siete ejemplares fueron requisados por los agentes para su valoración y análisis definitivo, en el que se determinará su destino final. El dueño ha sido sancionado.

Encuentran abandonado en la calle un tiburón zorro disecado, cuya pesca está prohibida

tiburón
El tiburón, abandonado entre la basura. / La Opinión de Tenerife

Aduanas del Estado intervinieron el pasado año un tiburón zorro disecado -animal protegido- que apareció abandonado en el municipio de Los Realejos, en Santa Cruz de Tenerife. Así ocurrió todo.