A pesar de las muchas y muy variadas críticas que recibe por parte de muchos sectores del país, lo cierto es que la caza es una herramienta mucho más valiosa de lo que muchos piensan. La actividad cinegética aporta numerosos beneficios a la naturaleza, a la ganadería, a la agricultura y a la sociedad en general. Por eso, el equipo de Jara y Sedal ha recabado algunos de ellos hoy, 5 de junio, con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente.

En primer lugar, destacaremos que la caza tiene un papel muy importante en la conservación de especies. De hecho, un estudio publicado en la revista Integrative Zoology evidenció que los cazadores realizan un arduo trabajo desinteresado en este aspecto.

Es clave en el control de sobrepoblación de las especies

En esta misma línea, la actividad cinegética es de gran ayuda para regular las sobrepoblaciones de ungulados. De este modo, la población de insectos, aves, cantoras, anfibios y peces experimenta un notable incremento.

La caza contribuye también al control de otras especies como, por ejemplo, en el necesario control de los depredadores.

Reduce los daños agrícolas y los accidentes de tráfico

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Conejos de monte. © Shutterstock

De igual forma y más concretamente, al controlar la población de jabalí, serio problema actual en España, la caza es también de gran ayuda para reducir el número de accidentes de tráfico.

Además y siguiendo la misma línea, equilibrar las poblaciones de ungulados contribuye, en gran medida, a que se provoquen menos daños en los cultivos.

Previene enfermedades y reduce el riesgo de plagas

Lo cierto es que una hipotética prohibición de la caza daría lugar a más daños que beneficios y la ciencia ampara esta afirmación. La Universidad de Cambridge, a través de un estudio, alertó en 2020 que la ausencia de estas acciones cinegéticas incentivarían una pérdida de biodiversidad.

Aquí es donde entra otra de sus grandes aportaciones. Al ejercer ese control sobre ciertas especies presentes en la naturaleza, esto hace que se minimice el riesgo de plagas y enfermedades transmisibles tanto al ser humano como al ganado doméstico.

Salva especies en extinción

Lejos del equivocado pensamiento tan extendido en la sociedad, la caza no es la culpable de la extinción de ciertas especies, más bien todo lo contrario. Pese a que no ocupa las portadas de los grandes medios generalistas, el colectivo de los cazadores lleva años volcado en la recuperación de especies amenazadas.

Algunas de ellas son el oso pardo o el lince ibérico. El propio Frank Cuesta avaló esta información en una entrevista concedida en 2021. «La caza está manteniendo muchas especies en el mundo», aseguraba.

Ayuda en el control de los incendios

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Varios cazadores participando en la extinción de un incendio en Cáceres en una foto de archivo. © J. L. B.

Se acerca la irrupción del verano y, con ello, una época en la que los incendios suelen producirse con mayor frecuencia y facilidad en la naturaleza. Los cazadores tienen un papel muy importante a la hora de prevenir la aparición de estos fuegos al estar continuamente presentes en los montes.

Y no solo eso: un informe elaborado por la consultora Deloitte para la Fundación Artemisan muestra que invierten un total de 54 millones de euros en la prevención de incendios. Aportan, en este sentido, vigilancia sobre el terreno gracias a sus servicios de guardería y la instalación de harcas y puntos de agua.

Aporta grandes inversiones para conservar el medio ambiente

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Un lince bebe en una charca. © Shutterstock

Por último, este mismo informe refleja que el sector cinegético dedica más de 223 millones de euros anuales a labores que inciden directamente en la conversación de los espacios forestales y vegetales. Entre ellos, cabe mencionar la realización de podas, desbroces, plantaciones y la protección de la vegetación.

El verano también destaca otras labores llevadas a cabo por el mundo de la caza. Ante la escasez de alimento para diversas especies cinegéticas y no cinegéticas, las sociedades de cazadores aportan comida y agua suplementaria. De este modo, invierten más de 15 millones de euros en establecer puntos de agua y 41,4 millones en siembras.

Junto a todo esto, la caza y los cazadores también tienen entre sus principales luchas la vigilancia en cuanto al furtivismo, algo que, desgraciadamente, es bastante común en la actualidad.