Lo que para todos nosotros es una práctica que forma parte de nuestra vida, para los que desconocen la verdad de la caza, supone un tremendo dilema moral basado en teorías poco fundamentadas. Este desconocimiento total ha conseguido que un tema que debería ser considerado como algo natural esté siempre rodeado de polémica.

De un tiempo a esta parte hemos presenciado la entrada de la ciencia para aportar argumentos de peso en defensa de la caza. Por ejemplo, el trabajo que realiza la Fundación Artemisan por divulgar el valor medioambiental de la actividad cinegética. Esto ha logrado abrir las puertas de los medios generalistas, hasta la fecha cerradas a cal y canto para los cazadores.

Los científicos aseguran que la caza es necesaria

Científicos de la Universidad de Helsinki, en Finlandia, y la Universidad Flinders, en Australia, han sido los últimos en sumarse a esta corriente. En un artículo publicado en  la revista ‘One Earth, han tratado de elaborar un resumen de lo que supone la caza deportiva a nivel mundial.

Uno de los autores principales, Enrico Di Minin, profesor de la Universidad de Helsinki, asegura que aunque parezca algo contradictorio, existen evidencias claras que demuestran que la caza deportiva es capaz de generar beneficios tanto sociales como medioambientales.

Por otro lado, Corey Bradshaw, de la Universidad de Flinders dejó clara su postura en la revista ‘One Earth’: «la caza recreativa puede reducir el número de animales individuales en una población, mientras que, por otro lado, desviar la tierra del desarrollo agrícola o de otro tipo a áreas de caza puede beneficiar a ecosistemas enteros».

Los propios científicos aseguran que de ahora en adelante quieren evaluar el papel de la caza deportiva en diferentes sistemas socioecológicos y comprobar las necesidades de la población local. «La necesidad de tal evidencia es urgente dada la disminución del número de cazadores recreativos en algunas regiones y la creciente oposición a la caza de trofeos en otras», concluye el profesor Enrico Di Minin.

Otro estudio demuestra que los cazadores ayudan a las especies protegidas desinteresadamente

Este estudio ha evaluado el uso de bebederos y comederos por parte de especies no cinegéticas en varios cotos de España. Sus resultados ponen de manifiesto el trabajo desinteresado que realizan los cazadores para la conservación de las especies.

Un estudio firmado por Armenteros y col. (2020) publicado en la revista Integrative Zoology, realizado por la Universidad de León, el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), y en el que ha colaborado Fundación Artemisan, evaluó el uso de bebederos y comederos por parte de especies no cinegéticas en un coto de Valladolid y varios cotos de la provincia de Ciudad Real.

En total, se analizaron 18.948 imágenes de fototrampeo durante más de 5.300 días de foto-trampeo. Se identificaron un total de 75 especies: 54 especies de aves, 14 de mamíferos, 6 reptiles y un anfibio.

Este estudio confirma que los bebederos y comederos son utilizados por un gran número de especies no cinegéticas, lo que pone de manifiesto su papel en la conservación de la fauna, tanto cinegética como no cinegética.