El portavoz de VOX en la Comisión de Agricultura, Ricardo Chamorro, ha calificado el animalismo como un «movimiento internacional organizado y financiado por multimillonarios de la élite global con el fin de imponer un nuevo orden moral en el mundo en la relación del hombre y los animales, de manera que el mundo sea más plano culturalmente, más homogéneo, una suerte de pensamiento único, sin criterio, sin las certezas que nos proporcionan la tradición, la verdad y los valores comunes». Así lo ha declarado durante el debate del Proyecto de modificación de la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal, en materia de maltrato animal.

Para Chamorro esta ley «parte de unos principios errados» y que «el más grave de los argumentos en contra de este proyecto de Ley es el espíritu animalista y que informa el articulado, y que va aparejado al propósito de continuar con la implantación de una agenda globalista».

Asimismo, el diputado de VOX ha asegurado que «el maltrato animal constituye un mal social, pero no porque los animales tengan derechos –lo cual constituye un dislate filosófico y jurídico–, sino porque el maltrato constituye una conducta profundamente incívica y denigrante de la dignidad moral del hombre».

«Es falso que la legislación alemana y británica incluyan a todos los animales vertebrados dentro del concepto de maltrato animal»

«Ninguna ley puede apartarse de la realidad de lo que los animales son en sí mismos, de lo que son para el ser humano y del trato que, en atención a lo anterior, el hombre debe dispensarles. De hecho, lo anterior es la doctrina de todo el derecho comparado europeo». Este proyecto de Ley acaba con la distinción entre animales domésticos y silvestres, y habla únicamente del maltrato a animales vertebrados sin distinción ni excepción. Es rotundamente falso, que la legislación alemana y británica incluyan, sin excepción, a todos los animales vertebrados dentro del concepto de maltrato animal. Es una vergüenza que esa falsedad la incorporen en la exposición de motivos».

«Nos encontramos, en suma, ante un texto que manifiesta un evidente desenfoque filosófico (animalista y descentrado del hombre y desconectado de la realidad), que rezuma ideología globalista y que incurre en errores evidentes de técnica jurídica. Queremos que se decida si se quiere defender la conservación de la naturaleza de los animales desde el sentido común o si se quiere defender que los gallos violan a las gallinas basados en estas ideologías esquizofrénicas o estas leyes que pretenden deshumanizar al hombre y humanizar al animal», ha concluído.

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