Han pasado 755 días desde que dio comienzo la guerra entre Ucrania y Rusia y, lejos de solucionarse, parece que la situación es cada vez más crítica. Sobre ello se pronunció hace unos días Margarita Robles, la ministra de Defensa del Gobierno de España, y apuntó a la posibilidad de que el conflicto llegue a nuestro país.

En una entrevista concedida a La Vanguardia, Robles destacó que la amenaza de guerra en Europa es una realidad «total y absoluta». Asimismo, aseguró que «hoy en día, un misil balístico puede llegar perfectamente desde Rusia a España».

«Me gustaría hacer una llamada de atención a la sociedad española porque a veces tengo la percepción de que no somos conscientes del enorme peligro que hay en este momento. Y no solo en Ucrania, también en Gaza y en el Sahel, donde soy muy pesimista con la situación», añadió la ministra de Defensa.

¿Qué pasaría con las armas de los civiles en caso de guerra en España?

En primer lugar, debemos aclarar que nos encontraríamos ante dos posibles escenarios. Uno de ellos sería que las armas se quedasen en manos de la población y pudiese hacer uso de ellas para luchar contra el ejército invasor. El otro es que fuesen requisadas, ya sea por el propio Gobierno o por el enemigo.

Para ambos casos, la respuesta no es sencilla puesto que estaría condicionada por varios factores. Respecto al caso de España, el factor de mayor peso sería el tipo de Gobierno que tuviésemos al mando de nuestro país y de su posición frente a las armas. Para explicar esto tan solo hay que ver las diferentes respuestas que a la crisis ucraniana están dando los países de nuestro entorno. Para verlo aún más claro, citaremos dos ejemplos bastante ilustrativos.

Un estado como Alemania, muy dependiente del gas ruso y con una coalición de partidos donde hay formaciones ecologistas y de izquierdas, lo máximo que había hecho hasta el momento había sido enviar 5.000 cascos. Sin embargo, además, bloqueaba los envíos de armas que pasaban por su territorio. Ante las críticas de sus socios, el ridículo internacional y la creciente amenaza rusa, el pasado sábado 26 autorizó el envío de 1.000 armas antitanque y 500 misiles Stinger antiaéreos.

Contrario a este ejemplo nos encontramos a los países del Visegrado (Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia), quienes se han volcado con el pueblo ucraniano desde el primer momento, con envíos de armas, municiones y material militar de todo tipo.

En otro lado, a la hora de analizar la defensa de un país por parte de la población, se deben tener en cuenta diferentes aspectos que a continuación detallamos.

La legislación de armas sería determinante

Un aspecto que influye en la respuesta es la legislación de armas del país. Un estado con legislación abierta permite un mayor y más fácil acercamiento a las armas de su población. En este sentido, unas leyes que permitan y amparen la autodefensa, mentalizan al ciudadano a ejercer la defensa de su familia y de su país. Asimismo, un reglamento de armas que no prohíba ciertos tipos de armas o los calibres que puede usar los civiles, hace más efectiva esa defensa.

De este modo, por ejemplo, hay estados con una normativa más racional y abierta, como la República Checa, donde el 10% de la población porta una o varias armas a diario. En estos casos tendrían mucho ganado. Frente a ello hay países como España, con menos armas en manos de civiles –seis por cada 100 habitantes que son usadas para caza y tiro– y fuertes restricciones en tipos de armas, accesorios, calibres y munición almacenada por particulares.

En contra del resto de países europeos presentamos importantes deficiencias. Contamos con una lista de calibres prohibidos que impide que tengamos armas en algunos calibres OTAN, tampoco los de dotación en Rusia y en China. Esto es algo que, en caso de invasión, impediría el reparto de municiones entre la población civil desde nuestros polvorines militares o aprovisionamiento de oportunidad del enemigo

Por otro lado, los cartuchos son de enorme popularidad en el resto del mundo. En nuestro país están prohibidos el 5,56×45 mm, .223 Rem, 7,62×51 (en semiautomático), .308 Win. (en semiautomático), 7,62×39 mm (en semiautomático) y otros. Esto provoca que los españoles paguemos más por las armas y municiones alternativas.

Aún hay más, pues las draconianas limitaciones de almacenamiento de munición, que nuestro Reglamento de Armas y Explosivos impone a civiles, limitan extraordinariamente el uso de esas armas, que al poco de una invasión haría que nos quedásemos sin cartuchos.

Por último, sin querer ser exhaustivos, la confiscación inconstitucional de cargadores de alta capacidad realizada por la Intervención Central de Armas y Explosivos (ICAE) el año pasado, ha reducido las capacidades de estos rifles. Es algo que tan solo se ha vivido en España, el resto de países europeos han estableció excepciones a miembros de las fuerzas armadas (FAS), fuerzas y cuerpos de seguridad del estado (FCSE), tiradores deportivos y coleccionistas, para que pudiesen seguir poseyendo cargadores de alta capacidad.

La sin razón de nuestro reglamento de armas es tanta que nuestros miembros de las FAS y FCSE no pueden comprar ni poseer de forma particular cargadores de alta capacidad. Tan solo les queda conformarse con los que se les proporciona de dotación, que además son escasos. A día de hoy, solo la unidad donde estén encuadrados puede comprar estos cargadores, debiendo proporcionar un certificado de último destino, un auténtico atropello y sinsentido, que baja la capacitación e incluso pone en peligro la vida de nuestros soldados, y por ende nuestra propia seguridad.

El registro puede ser ‘un arma de doble filo’

Otro asunto muy relevante frente a una invasión, es el nivel de registro de armas de la población civil por parte del estado. En España, la administración obliga a registrar todas las armas de fuego, por lo que tiene bases de datos en las que sabe de quién son y dónde se guardan. Esta es una medida que solo ha servido a lo largo de la historia como herramienta de confiscación por parte de la autoridad gubernamental, pero también por parte del enemigo invasor. No existe ningún caso en el que el registro de las armas haya prevenido un asesinato o una muerte ni tampoco es efectivo contra el tráfico ilegal.

Exponemos como ejemplo cuando los alemanes invadieron la República Checa en 1939, lo primero que hicieron fue acudir a los registros de armas de la policía para identificar a los ciudadanos armados. En cambio, por suerte solo requerían una licencia de armas los grandes tenedores de armas, para el resto de ciudadanos, no había registro. Eso motivó un bando que llamó a la entrega de las armas en propiedad, so pena de muerte. Por supuesto, prácticamente ningún ciudadano hizo caso, lo que costaría la vida a algunos de ellos.

Durante la Guerra de los Balcanes, fue práctica habitual desarmar con engaños a los ciudadanos que tenía sus armas registradas a través de las autoridades locales. Tras esto, fuerzas enemigas entraban en las localidades perpetrando matanzas indiscriminadas con total impunidad. En Irak, más recientemente, la primera medida tomada por los talibanes en las ciudades ocupadas fue emitir bandos requiriendo las armas en manos de civiles, bajo pena de severos castigos, incluida la muerte.

El modelo defensivo de cada Estado

Algo que facilita el compromiso del ciudadano con su país y lo dota de efectividad a la hora de participar en un conflicto es el modelo defensivo de un país. Esto es que e conciencia a priori de que es una situación que se puede dar y cómo se articula su participación en el modelo de defensa. Asimismo, se organiza en torno al mismo una serie de actividades periódicas que refuerzan y cohesionan con otros ciudadanos su participación.

Existen países como Suiza cuyo modelo es básicamente el de una milicia y los ciudadanos guardan en su casa un rifle automático con una pequeña cantidad de munición de dotación. En el caso de Finlandia, con una población de 5,4 millones de habitantes, recurre a un modelo híbrido, con 8.000 soldados profesionales y 27.000 milicianos que realizan prácticas un mes al año con sus armas semiautomáticas. Entre estos no hay uniformidad en cuanto al modelo de rifle.

Por su parte, Estados Unidos es definitivamente un país prácticamente imposible de invadir, dado el número de armas en manos de civiles (110 por cada 100 habitantes) y la pericia con las mismas que tienen la mayoría de sus ciudadanos. Se atribuye al Almirante Isoroku Yamamoto la siguiente declaración durante la Segunda Guerra Mundial: «No puedes invadir los Estados Unidos. Hay un rifle detrás de cada brizna de hierba».

Un rifle y varios casquillos de bala en una imagen de archivo.
Un rifle y varios casquillos de bala en una imagen de archivo. © Israel Hernández

Pese a contar con el ejército más poderoso del mundo, EEUU tiene un muy potente sistema de milicias, para la defensa de su territorio. Tal circunstancia se debe a un hecho histórico clave en la historia de este país, la guerra de Independencia Norteamericana (1775-1783). Fue en ese conflicto cuando se demostró con claridad que las milicias podían derrotar a un ejército profesional, mejor dotado y preparado desde el punto de vista militar.

Además, en muchos Estados de la Unión existen diferentes tipos de milicias. Un ejemplo es Texas, con milicias registradas y que están perfectamente integradas dentro de la cadena de mando y estructura militar. Hay también milicias informales no registradas, organizadas entorno a grupos de amigos o antiguos combatientes. Todas ellas suelen entrenar regularmente y tienen numerosas armas y significativos almacenamientos de munición.

Así, en España existe la figura del reservista que no está excesivamente bien regulada y que año tras año, ofrece menos plazas de servicio que la que demanda que tiene. Respecto a la milicia, España ha tenido una gran tradición, hasta la finalización de la Guerra Civil española. Los historiadores establecen dos periodos diferenciados en nuestro país las milicias antes y después del siglo XVIII. En el primer caso, las milicias provinciales eran completamente autónomas e independientes del ejército regular, en el segundo eran dependientes y estaban mejor regladas.

Esto pasaría si España fuese invadida en la actualidad

No es fácil saberlo, pero a tenor de las políticas anti-armas y anti-caza puestas en marcha por el actual Gobierno, nos tememos el peor de los escenarios: posiblemente nos encontraríamos ante una confiscación gubernamental de todas nuestras armas previa a la invasión. En nuestro país tenemos unos 750.000 cazadores y 75.000 tiradores deportivos, usuarios con conocimiento y pericia suficiente para empuñar con seguridad y efectividad un arma. En cambio, esto no quiere decir que tengan una mínima instrucción militar, pero sí que ofrecen una última línea de defensa ante una invasión.

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Escopeta en el interior de una casa. © Israel Hernández

En cualquier caso, tampoco debemos minusvalorar el instinto natural, la motivación de defender tu patria y familia, ni el conocimiento del terreno que puede tener un civil a la hora de luchar contra una invasión, más aún cuando los españoles somos los inventores de la guerra de guerrillas. Cabe añadir un pequeño apunte como que el mejor francotirador de la historia (300 bajas producidas aproximadamente) ha sido el finlandés Simo Häyhä, que antes y después de ser soldado fue cazador, su auténtica pasión.


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Dejando a un lado lo anterior y centrándonos en las armas, los problemas que pudieran presentar los civiles españoles, además de falta de formación militar, son de naturaleza logística. Provocado por una legislación que desconfía del ciudadano armado y lo trata como un presunto delincuente, si no es imposible entender tales restricciones. Esto son restricciones que, una vez más, no existen en ningún país de Europa. Sin embargo, nadie escarmienta en cabeza ajena, tal vez los sucesos acaecidos hace unos días en Ucrania hagan reflexionar a los responsables políticos, sobre lo que está sucediendo en España en materia de armas.

La normativa de armas y calibres en España, de hecho, valga como ejemplo la afectación que ha tenido la actual restricción de cargadores a los miembros de las fuerzas armadas o las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, sería el Reglamento de Armas que un enemigo de nuestro país desarrollaría para minimizar el impacto de la resistencia de civiles armados y para reducir parte del equipamiento de nuestras FAS y FCSE.