Hemos pasado mucho tiempo imaginando unas sociedades prehistóricas en las que dábamos por hecho que los hombres cazaban animales utilizando su fuerza bruta y, en cambio, las mujeres se limitaban a cuidar de sus hijos y recoger bayas. Sin embargo, la realidad era muy diferente a esa ficticia imagen y este nuevo estudio lo demuestra.

Se ha sumado a los ya muchos trabajos anteriores que desmienten la típica escena del hombre cazador y la mujer recolectora. Este, en concreto, es uno de los estudios más exhaustivos que se ha desarrollado hasta el momento. Tanto es así que revela que, en al menos el 79% de las sociedades prehistóricas estudiadas, hay evidencias de mujeres cazadoras.

Mujeres cazadoras en más de 50 lugares del mundo durante la prehistoria

Publicado en la revista científica PLOS ONE, este trabajo ha analizado los datos arqueológicos de un total de 63 sociedades de cazadores-recolectores de todo el mundo. Abarca un escenario desde los yacimientos arqueológicos de las América del Norte y del Sur hasta los de África, Asia, Australia y la región oceánica.

Asimismo, el estudio de todos estos casos ha localizado la presencia de mujeres cazadoras en, como mínimo, 50 lugares diferentes del mundo en los periodos analizados. Por lo tanto, vuelve a demostrar que la caza, entonces esencial para la supervivencia, no era patrimonio exclusivo de los hombres prehistóricos.

Recreación de una cazadora frente a unos mamut. ©Shutterstock
Recreación de una cazadora frente a unos mamut. ©Shutterstock

Tal y como explican los investigadores, parece que se trataba de cazadoras muy hábiles. Asimismo, los restos arqueológicos dan a entender que se dedicaban, principalmente, a la captura de presas de gran tamaño, que «participaban activamente en la enseñanza de las prácticas de caza» a las nuevas generaciones y que, con frecuencia, «empleaban una mayor variedad de armas y estrategias de caza que los hombres».

«Hay que desmentir la idea de que las mujeres solo eran recolectoras»

El estudio, encabezado por las Universidades de Seattle y la de Washington, expone que tienen «pruebas de que las mujeres han participado en actividades de caza de subsistencia en la gran mayoría de las culturas». A esto han añadido que dicho hallazgo «suma más evidencias contra la idea de que en las sociedades recolectoras existían roles de género. Hay que desmentir la idea de que los hombres solo eran cazadores y las mujeres solo recolectoras».

De manera más específica, la investigación ha ‘rescatado’ la historia de mujeres cazadoras en lugares como Tsimane, en Bolivia; Hiwi, en Venezuela; Punan, en Malasia; y Wopkaimin, en Nueva Guinea, entre otros.

Marina Lozano, investigadora del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social explicó a El Periódico la razón por la que, durante tanto tiempo, se ha tenido una esta equivocada idea. «Los libros de prehistoria se han escrito desde el presente, así que gran parte de estas interpretaciones están sesgadas por prejuicios actuales», detalló.

Por lo tanto, los trabajos arqueológicos, a lo largo de la historia, han interpretado los objetos hallados en función del género del individuo. En estos términos, una punta de piedra cortante sepultada junto a un hombre la clasificaban como un arma. Sin embargo, un objeto similar al lado de una mujer se entendía como un adorno o un cuchillo de cocina. Esto, sin duda, empezará a cambiar.