Cazadores franceses han creado un eficaz sistema para deshacerse de los restos de jabalíes (subproductos SANDACH) en el mismo coto sin necesidad de contratar a una empresa y aprovechándolo para crear abono.

5/8/2019 | Redacción JyS

Pozo de deshecho construido en Travo. / YouTube

Cazadores franceses han creado un pozo de deshecho para jabalíes que convierten sus restos en abono. El último en construirse fue inaugurado el pasado viernes 2 de agosto en Travo, en Córcega (Francia). Al norte de la isla ya han sido instaladas otras 11 estructuras como esta.

Se trata de un «búnker» de 2,44 metros de largo por 2 de ancho y 1,20 de alto que contiene de tres a cinco orificios de aproximadamente 8 centímetros de diámetro a una altura de algo menos de un metro en cada pared. La función de estos últimos es que permitan la oxigenación del interior para que la cal con la que cubren los restos pueda realizar su trabajo. Dos escotillas en la parte superior permiten verter las pieles y vísceras de los jabalíes. Otras dos verticales, a modo de puertas, permitirán sacar los restos tras la descomposición.

«Había muchas pieles de jabalí en los contenedores. No era normal, olía muy mal. Además, se encontraron en vertederos que son completamente anti-ambientales» , ha comentado François Tiberi, alcalde de Ventiseri -una de las localidades donde también se ha construido uno de estos pozos- a France3. Su coste oscila entre los 1.500 y los 2.200 euros, en este último caso financiado entre la federación de caza de la región, el ayuntamiento y la sociedad local de cazadores.

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Así funciona esta construcción

Los cazadores franceses extienden en el fondo de este tipo de pozos una capa de cal viva y comienzan a colocar los primeros restos de los jabalíes que abaten -a ser posible las pieles y con los pelos hacia abajo- junto a las paredes para acabar en el centro. Según dicen, un pozo de este tipo puede servir para unos cien jabalíes al año. Aunque podría aumentarse el largo de la estructura hasta los 3 metros y, por tanto, también su capacidad.

El pozo cuenta con dos trampillas superiores para poder depositar los deshechos. / YouTube

Cada día que abren la escotilla superior, que debe quedar después cerrada herméticamente y con un candado, y una vez han depositado todos los restos en el pozo, vuelen a cubrir estos de nuevo con cal viva. Según explica la federación de cazadores de la región, la cantidad de esta debe corresponder al menos al 25% del volumen de los desechos. Por poner un claro ejemplo, especifican, la sociedad de cazadores de Tominu tuvo que usar casi 3 kilos de cal por jabalí.

Buen abono y que «emite poco olor»

Al finalizar la temporada de caza, sobre el mes de julio o primeros de agosto, los cazadores eliminan los restos a través de las puertas laterales con la ayuda de un rastrillo. El abono que se obtiene «emite poco olor y es perfectamente utilizable para enriquecer el suelo», dicen desde la misma Federación.

Por último, en cuanto al lugar donde construir estos pozos, recomiendan hacerlo lo más cerca posible a la junta de carnes y que sea accesible con un vehículo. En Travo comenzarán a utilizarlo a partir del día 15 de este mes. «Llegamos, abrimos la trampilla, ponemos cal en contacto con el jabalí, tiramos todo adentro, se cierra y se descompone», ha explicado Anthony Pini, presidente de la sociedad local al citado medio dejando claro que la iniciativa ha sido acogida con éxito entre los cazadores franceses.

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