Hay historias del mundo rural que realmente parten el alma y una de ellas es la protagonizada por Eduardo del Rincón, uno de los últimos pastores trashumantes sorianos que no puede ahora regresar a su tierra desde el municipio ciudadrealeño de Brazatortas. La problemática responde a problemas burocráticos relacionados con la viruela ovina.

Todo se debe a un brote de viruela ovina que ha dejado a unas 15.000 cabezas de ganado trashumante de Castilla y León, Extremadura, Andalucía y Aragón atrapadas en Ciudad Real. Fue el El 19 de septiembre cuando se detectó un primer foco en la provincia de Granada. Ahora son ya 30 las localidades andaluzas y castellano-manchegas afectadas.

La viruela ovina es una enfermedad muy contagiosa y letal para los animales, por lo que la Unión Europea prohibió el pasado mes de abril los movimientos de ganado fuera de las comunidades afectadas: Andalucía y Castilla-La Mancha. En este caso, aunque las mil ovejas que posee Eduardo están sanas y el foco más cercano a 200 kilómetros, no puede regresar con ellas a Soria.

Su ilusión era hacer una última trashumancia este año

Del Rincón tiene 66 años y su ilusión era hacer una última trashumancia este año en camión con sus dos hijos y el resto de su familia soriana, pero en 20 días tendrá que sacrificar todas sus ovejas y acabar así con el trabajo de toda una vida. «Tenía que viajar el 14 de junio, pero no lo podré hacer», explica en un vídeo compartido en Twitter por David Ortega y que recoge el mensaje desesperado del pastor.

«No tenemos nada, pero nos tienen aquí retenidos. Esto es una ruina. Llevo cuidándolos desde el mes de noviembre, estamos a mediados de junio y ya no puedo pagar más pienso», denuncia el ganadero.

«Los animales se mueren y la Administración no nos da una solución»

Expone que «los animales se mueren» y la Administración no les da una solución. «Me iba a haber retirado dignamente y me voy a retirar arruinado. Había pensado seguir algún año más, pero no lo haré. No quedamos nada más que unos trashumantes en Oncala, otros en Cáceres, y el otro que soy yo. En el plazo de tres días, como no tenga una solución, las llevo al matadero», describe en la grabación Eduardo del Rincón.

Y expone que «el ganado es como los pájaros: cuando llega su tiempo, quiere migrar. Aquí no se puede tener nada retenido. Y si ustedes los quieren tener aquí retenidos, que nos paguen el alimento del ganado, porque la finca me cumple el día 10 y me echan. ¿Dónde voy con ellos? Quiero que me den una solución ya. No quiero nada de la Administración, sino que me dejen vivir en paz», sigue lamentándose el pastor.

Sin duda, estas palabras ejemplifican una vez más la crítica situación que vive en España el sector primario en general y la ganadería extensiva en particular.

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