La pandemia ha tenido un impacto negativo en muchos sectores de nuestro país, y el cinegético no se ha mantenido al margen. Mucho se ha especulado sobre las consecuencias que el confinamiento y las normas de distancia interpersonal tendrían en la caza, una actividad que fue declarada «esencial» en muchas comunidades. Hoy ya podemos saber qué pasó realmente gracias a los datos publicados por el Ministerio para la Transición Ecológica y el reto Demográfico a través del Anuario de Estadística Forestal. Y podemos decir que hubo una inusual y acusada disminución tanto de cazadores como de piezas capturadas.
Los datos oficiales hablan por sí solos. Mientras que en 2019 se capturaron 20.404.957 animales, en 2020 esa cifra se redujo en casi 3.600.000 piezas, dejando un resultado final de 16.833.346 ejemplares cazados. Esto supuso una reducción de un 17% con respecto a la temporada anterior y acabó con la tendencia alcista de los últimos años. Sin embargo, no afectó a todas las especies ni modalidades por igual. Veamos qué sucedió.
Las monterías, las más perjudicadas
Hace un año la Fundación Artemisan elaboró un informe en el que precisamente trataba de analizar el impacto que la pandemia de coronavirus había tenido en la caza en España. Una de sus conclusiones establecía que el número de monterías se había disminuido entre un 25% y un 40%. Al tratarse de cacerías colectivas en las que participan muchas personas, este tipo de eventos se vieron muy reducidos, motivo por el cual el número de ciervos cazados disminuyó casi un 35%, pasando de 167.062 animales abatidos en toda España en 2019 a solo 109.312.
Con los jabalíes pasó exactamente lo mismo. A pesar de ser una especie en pleno boom demográfico con un histórico de capturas en incesante aumento, la bajada de las monterías –que son las acciones cinegéticas en las que más se abaten– hizo que pasáramos de los 385.726 cochinos abatidos en 2019 a 354.374, un 8% menos.
El excepcional caso del corzo: se cazaron más
Curiosamente, la caza del corzo no se vio afectada negativamente por la pandemia y el número capturas mantuvo su tendencia alcista. Esto es quizá porque el final del confinamiento llegó con la temporada recién iniciada y al tratarse de una modalidad de caza individual pudo llevarse a cabo con normalidad. De esta forma, mientras en 2019 se cazaban 65.289 corzos en toda España, en 2020 esa cifra ascendía a 69.223.
Las capturas de lobo y de arruí también aumentaron ligeramente, aunque los datos de esta última no pueden tomarse en consideración puesto que esta especie está siendo objeto de aniquilación por parte de la administración en lugares como Murcia.
Macho montés, gamo, rebeco… también se cazaron menos
Al margen de las tres especies anteriores, la captura de todos los animales de caza mayor también se redujo en general: rebecos (-21%), gamos (-23%), cabras monteses (-2,82%) o muflones (-18,43%). Este impacto negativo también repercutió en las licencias de caza, que experimentaron un inusual descenso de casi un 9%, pasando de las 743.650 de 2019 a las 678.483 de 2020.
La caza menor también disminuyó: perdices, conejos, liebres, zorzales…
Pero la caza mayor no fue la única que reflejó el golpe de la pandemia en 2020. A la caza menuda le sucedió lo mismo. En total, según los datos del Anuario de Estadística Forestal, ese año se cazaron 16.251.056 piezas de caza menor, casi un 18% menos que en 2019, cuando los españoles abatieron 19.729.488.
El caso más llamativo fue el de la perdiz roja, cuya tasa de capturas descendió casi un 37% durante esa temporada. Esto puede explicarse por la paralización de las jornadas de caza en ojeo, en las que se suelen abatir un gran número de ejemplares. De esta forma, se pasó de las 2.841.776 piezas abatidas en 2019 a solo 1.797.301 en 2020. Una tendencia que se mantuvo, aunque no de forma tan pronunciada, en las principales especies de caza menor: zorro (-18%), conejo (-19%), liebre (-25%), , zorzal (-9%).