Por Aran Servicios medioambientales

¿Qué es la Neumonía Hemorrágica Vírica del conejo?

La Neumonía Hemorrágica Vírica (NHV) del conejo, es una enfermedad producida por un Calcivirus. Este virus provoca un cuadro muy agudo, con un periodo de incubación muy corto, de entre 16 a 48 horas, una morbilidad (número de animales afectados por la enfermedad) muy alta, del 80%, y una mortalidad también muy alta, que puede pasar del 90%.

Curiosamente, esta enfermedad sólo afecta a conejos adultos, especialmente a las hembras gestantes y lactantes, ya que los gazapos de menos de 45 días parecen ser inmunes o al menos los menos afectados.

La enfermedad apareció en China en 1984, y llegó a Europa en 1986, se sospecha que en canales de conejo importadas ilegalmente. En España y Portugal apareció en 1988.

¿Cómo se llama realmente la enfermedad?

El nombre más usado en nuestro país es el de Neumonía Hemorrágica Vírica del conejo (NHV), pero también se la ha denominado con otros nombres, como Enfermedad Hemorrágica Vírica (EHV), Enfermedad Vírica del conejo, Hepatitis Viral del conejo, Hepatitis necrótica, Peste China, etc.

Conejo muerto. @Shuttestock
Conejo muerto. @Shuttestock

¿Qué síntomas presenta la NHV?

Como ocurre con muchos virus, la sintomatología puede ser variada. Desde los casos sobreagudos, en los que los animales mueren repentinamente sin apenas manifestar síntomas, a una forma subaguda, en la que los síntomas son más leves, y los animales pueden llegar a sobrevivir. Pero la mayoría de los animales padecen la enfermedad de forma aguda, presentando lo que podemos considerar los síntomas clásicos. Estos tiene un periodo de incubación de entre 24-72 horas y están descritas apatía, inapetencia, fiebre y ligera diarrea.

Pueden aparecer hinchazón en los párpados, mucosas cianóticas (azules) y sangrado por la nariz. Se estima que la muerte ocurre entre las 12 y 36 horas, y en muchos casos aparecen convulsiones, e incluso chillidos, antes de morir. En el campo, son conejos débiles y que no se defienden. Pueden tener edemas en los parpados que se diferencian de la mixomatosis por no ser tan evidentes y una mucosidad blanquecina que deja el pelo de la zona perianal pegado. El sangrado por nariz y boca es uno de los síntomas más llamativos y que ha dado el nombre más utilizado de la enfermedad en nuestro país. 

En las necropsias de animales de los casos sobreagudos, puede no aparecer nada llamativo, o tan solo una ligera congestión de las vías respiratorias y el hígado. En los casos agudos y subagudos suele aparece un cuadro típico de una infección viral, con derrames internos y abundantes petequias (pequeñas hemorragias) en diferentes órganos como consecuencia más visible. En el pulmón pueden aparecer hemorragias más o menos extensas y espuma, a veces sanguinolentas, en la tráquea. También congestión del hígado, riñones y bazo. El hígado puede presentar zonas con manchas superficiales de color pardo amarillento.

¿Hay animales que sobreviven?

Sí, hay animales que sobreviven. El empeño de la naturaleza en que ningún individuo sea igual a otro (excepto los gemelos), tiene precisamente en estas situaciones su recompensa. Siempre hay algún ejemplar con un sistema inmunitario más eficiente que consigue vencer la enfermedad.

Si bien cuando entró la enfermedad estos supervivientes fueron muy escasos (posiblemente por debajo del 10% de la población), tienen un gran valor desde el punto de vista de la especie y de la gestión, porque van a transmitir esta característica a las futuras generaciones y van a perpetuar la especie.

¿Cómo se transmite la neumonía?

Este virus es altamente contagioso, y la principal forma de contagio es directa, de un conejo a otro por contacto, a través de las mucosas o por el aire. También se transmite por heces y orina, y la alimentación es una fuente destacada de contagio. Es muy posible que, al ser virus muy pequeños y resistentes, exista transmisión a través del aire. Los animales que se recuperen de la enfermedad, siguen eliminando virus durante tiempo, por lo que se les considera un punto importante de reinfección.

Sin embargo, el mayor foco de propagación del virus son las repoblaciones, que dispersan nuevas cepas de virus de un lugar a otro. Pero al ser un virus resistente, el hombre es también una vía de transmisión y dispersión de la enfermedad a través de ropa y utensilios cuando ha manejado animales enfermos. También se ha demostrado que un perro que haya comido carne de un conejo infectado, puede diseminar la enfermedad con las heces, hecho importante a tener en cuenta por los cazadores.

Esta enfermedad es altamente contagiosa de los conejos caseros a los de monte, y viceversa. En cambio no la padece la liebre, tampoco el perro ni el hombre. 

¿Por qué surgen nuevo brote de la enfermedad?

Como indicábamos antes, los conejos que sobreviven a los brotes son los que transmiten esta resistencia a las siguientes generaciones. Pero se van haciendo resistentes a la cepa local de la enfermedad. Esto supone que se establece una lucha inmunológica y genética entre el conejo y el virus y, la variabilidad genética –el que cada individuo sea diferente a otro- y su alta tasa de reproducción, son las herramientas clave para que algunos animales sean capaces de sobrevivir.

Pero el virus, también juega sus cartas. Por decirlo de alguna forma, tampoco los virus son iguales unos a otros, y tienen diferentes “estirpes” o cepas con diferente grado de “agresividad”. Además, un virus tiene una capacidad de reproducción inimaginable, por lo que pueden aparecer nuevas variedades o mutaciones en cualquier momento.

Estas nuevas cepas, desde el punto de vista del sistema inmunitario del conejo, puede considerarlo como diferente, y todo comenzar como si fuese una enfermedad nueva, gran mortandad y algunos supervivientes. Aunque no es del todo igual, porque normalmente la supervivencia suele ser mayor o algo mayor a cuando la enfermedad entró por primera vez y encontró a la especie desprotegida.

A la larga es una carrera de fondo. Poco a poco, las cepas de virus más virulentas, al matar a toda la población de conejos, van desapareciendo y van quedando las menos agresivas. Poco a poco, los conejos más resistentes sobreviven, y transmiten su resistencia a estos virus a sus descendientes. Al final, se establece un equilibrio entre la enfermedad y su hospedador.