La Dirección General de Derechos de los Animales dio a conocer el pasado 6 de octubre su Anteproyecto de Ley de Protección y Derechos de los Animales. La presentación de la nueva normativa se realizó en un acto al que solo fueron invitadas las protectoras de animales, a pesar de que, la norma afectará a sectores mucho más numerosos e importantes a nivel socioeconómico como el de la caza. Tal y como confirmó a Jara y Sedal Manuel Gallardo, presidente de la Real Federación Española de Caza (RFEC), la entidad de representación de los cazadores no pudo acudir al encuentro porque no se lo permitieron al no ser una entidad de protección animal.

Ni el sector cinegético ni el mundo rural participaban en la elaboración del borrador de un anteproyecto -contrariamente a lo que se ha afirmado desde el Gobierno- que, en realidad, representaba el mayor ataque a la caza jamás planteado en España. Entre otras muchas cuestiones que afectarán a los cazadores, de ser aprobado, destaca la prohibición de la cría de perros entre particulares. Además, en este sentido la ley contempla multas de hasta 100.000 euros para quienes lo hagan con fines comerciales y sin permiso.

El anteproyecto establece la prohibición de criar animales de compañía y multas de hasta 100.000 para aquellos no autorizados que lo hagan con fines comerciales.

La finalidad de la normativa es el ‘sacrificio y abandono cero’ y establece además que los particulares no podrán tener más de cinco animales en su hogar, incluyendo por el momento a los perros de caza.

Límite de camadas

El Anteproyecto de Ley de Protección y Derechos de los Animales también fija un límite de camadas en la vida de cada hembra que se determinará según la especie, así como la obligación de registrarse como criador y dar cuenta del grupo de animales nacidos para controlar su trazabilidad.

Los cazadores han advertido con incredulidad la posible prohibición a prácticamente todos ellos de criar con sus animales ya que, de aprobarse la nueva Ley de Protección y Derechos de los Animales, no podrían continuar seleccionando sus canes de caza. Las líneas de perros para la actividad cinegética conseguidas a lo largo generaciones y generaciones de cazadores desaparecerían y solo prosperarían las de aquellos profesionales que se dedicasen a ello. Todo un despropósito.