Por Juan Arce

A más de uno nunca se le había pasado por la imaginación, antes de lanzarse a adquirir o arrendar una finca, la cantidad de trabajo que supone poner en marcha la explotación para que resulte productiva. Es algo que requiere tiempo, paciencia y muchas ganas de lidiar con la Administración.

En muchos casos hay que recurrir a la figura del gestor agropecuario, un ingeniero que asuma toda la gestión técnica del territorio y se erija en la figura que oriente y coordine los trabajos a ejecutar. Será el interlocutor con la Administración y la persona que a pie de campo resuelva las incidencias propias de la gestión. Si eres de esos ‘inconscientes’, tranquilo: en estas páginas te orientamos sobre cuáles son esos trabajos básicos y necesarios para que una finca eche a andar.

1. Arregla accesos al coto de caza 

Lo primero es tener claro que hay una serie de infraestructuras que deben existir en todo recinto, independientemente de para qué se vaya a utilizar. Podemos empezar por el acceso a la misma: debe contar con uno que ha de estar legalizado si se realiza desde una carretera. A partir de su longitud será conveniente hacerlo de una manera o de otra, pero no puedes escatimar en un elemento de representación, en el portal de entrada a tus dominios. Otro elemento básico es un edificio destinado a vivienda, nave de almacenaje…

Todo dependerá de la orientación que le quieras dar. Por ejemplo, es vital una vivienda para el guarda o para la propiedad; si el uso va a ser agrícola, necesitarás una sementera o nave para guardar la semilla destinada a la siembra o el grano; y lo mismo si el destino es ganadero: en este caso necesitarás un aprisco –un recinto techado a modo de majada– para guardar la ganadería. Si en tus plantes entra invitar con cierta asiduidad a otras personas, contar con una vivienda para acogerles será fundamental. Y ya se trate de una casa o de una nave, ambas construcciones deben disponer de luz y agua corriente. 

2. Plantea un cerramiento

Los cerramientos constituyen otro punto de mejora de la finca: puede que no posea un vallado perimetral –o que prefieras que esté abierta–, pero es un elemento necesario y fundamental cuando la gestión va a ser particular. Para ese tipo de trabajos es importante dar con una calidad de malla adaptada a nuestros requerimientos y una buena ejecución. El mercado es amplio, pero únicamente existen varias casas en España que monten cercas cinegéticas con gran experiencia y profesionalidad.

El medio natural determina también parte de las infraestructuras. La orografía de la finca no la vamos a cambiar, pero sí que podemos actuar de diversas maneras como, por ejemplo, ejecutar cortafuegos para disponer los puestos de caza y evitar la propagación de incendios. Los trabajos forestales de poda o reforestación sirven para renovar la masa forestal que cada año se pierde por envejecimiento o simplemente porque sirve de alimento a las especies cinegéticas.

Después de los oportunos permisos de la Administración y en las épocas determinadas al efecto, se llevarán a cabo las podas del encinar o alcornocal, favoreciendo la regeneración posterior. Una buena poda mejora la producción de bellota por clareo de la masa. A la par, las reforestaciones aumentarán la capacidad de la finca para dar alimento y cobertura vegetal a las reses.

3. Crea el hábitat necesario para tener caza

Las principales necesidades que debe proporcionar un medio en correcto equilibrio con las poblaciones que alberga son espacio, cobertura, alimento y agua: si la finca carece de alguna de ellas es muy difícil seguir unas mínimas líneas de actuación para disponer de poblaciones óptimas para la caza. Por tanto, y entendiendo que el espacio y la cobertura existen en la finca, la ejecución de puntos de agua y comederos a lo ancho de ella es algo a tener muy en cuenta. Finalmente, la introducción de la rotación de cultivos y, por tanto, de nuevas plantaciones en la explotación conlleva una mejora en la utilización de los insumos. 

Para cazar en una finca que acabas de arrendar o adquirir primero has de saber si ya es o no coto de caza: en este último caso tendrás que constituirlo, y el trámite será más largo; también puedes plantearte modificar el plan técnico de caza: pues bien, todos estos papeleos los puede hacer el propietario o el ingeniero que hayamos contratado con sus respectivos poderes. 

4. Instala bebederos

Junto a la disponibilidad de alimento y el control de predadores, el agua es fundamental en la gestión en un coto de caza. Dedica las estaciones previas al verano a conocer en detalle la situación hídrica de tus terrenos para, así, prever los momentos en los que la falta de este recurso es más acusada. A partir de este estudio podrás plantearte acertadamente cuándo y dónde colocar los bebederos y gestionar adecuadamente los puntos de agua para que, llegado el estío, su ausencia no sea preocupante.

Para ello es fundamental conocer la necesidad real de agua de cada una de las especies que gestionamos: cuántos bebederos o puntos debe tener nuestro coto para garantizar la sostenibilidad de las poblaciones cinegéticas –y, por tanto, los resultados de caza de la temporada siguiente–; dónde ubicarlos; cómo conservar en buenas condiciones estos lugares y, también, el agua consumida por nuestros animales; o, incluso, las implicaciones legales relacionadas con la gestión de este líquido elemento.

Hay que tener en cuenta aspectos fundamentales como su distribución, número, ubicación o mantenimiento y normativa legal. Empezando por la Administración, para la ejecución de las balsas es necesario pedir los permisos oportunos. La confederación hidrográfica de la zona es la encargada de tramitar nuestras peticiones. Si la ejecución de las balsas están fuera de los cauces normalmente no suelen dar problemas, pero si queremos ubicarlas para recoger un remanente de arroyos o cursos de agua, el trámite será más largo, ya que implica una concesión de aguas.

La ubicación de los bebederos artificiales, en cambio, no será un problema: sólo habrá que diseñar una red para calcular su número, tratando de que sean utilizados por las especies de menor, ubicando los mismos en zonas que no faciliten la depredación, por ejemplo en sitios despejados de matorral y elevados. Para las de mayor tendrán que ser más grandes, tipo pilón o abrevadero, disponiendo varios para evitar la acumulación de individuos en una misma zona.

5. Conserva los accesos y gestiona los permisos

Para no perder tiempo mientras las gestiones administrativas siguen su curso –a veces es necesario realizar memorias y proyectos de lo que se va a ejecutar– centra tus esfuerzos en las mejoras que acabamos de exponer: algunas están en tu mano. No se trata de hacer mucho gasto, sino de mejorar, rehabilitar o ejecutar actuaciones diversas encaminadas a mejorar el aspecto a la finca.

Este buen aspecto comienza con la conservación, sobre todo, de los caminos y pistas forestales: así conseguirás facilitar la comunicación en el interior de tus dominios. Busca una ejecución sostenible y de buena calidad para no tener que estar continuamente trabajando sobre los caminos: un aspecto en el que se está avanzando en tecnologías capaces de mejorar la capacidad portante del terreno, favoreciendo la no acumulación de agua en ellos.