Las matanzas, especialmente en las zonas rurales, siguen siendo la auténtica y gran fiesta del invierno. Cuando el frío se acerca, es el momento perfecto para llevar a cabo esta actividad tradicional que, no obstante, podría llegar a su fin según advierte este agricultor debido a la burocracia impuesta para su desarrollo.

Se trata, sin duda, de una de las tradiciones más arraigadas en nuestros pueblos que, cada día, está más acechada por los permisos necesarios para poder llevarla a cabo, algo que está haciendo que poco a poco se ponga en peligro una costumbre gastronómica ancestral, algo que denuncia en un vídeo en Facebook publicado en los últimos días el agricultor Pepe López.

«Buenas noches amiguetes. Al hilo de la matanza, que nos van a borrar la cultura y las tradiciones, me he venido para enseñaros los chorizos, las morcillas…», señala mostrando los productos de su tío.

«Toda la vida nos hemos juntado toda la familia, y de verdad que nos quieren robar hasta esto. Quieren que vayamos a la tienda, compremos el chorizo a seis euros, que llevará… de dudosa reputación, y ellos dicen que puede estar malo. Claro, mi tío va a criar un marrano o un pavo malo sabiendo que es para su hijo y para su familia», expone el agricultor.

«Vamos a poner un poco de sensatez. Detrás de esas cosas está nuestra cultura, no es solamente hacer un chorizo, sino lo que conlleva: era una forma de juntarnos la familia y nos lo quieren quitar», denuncia López en la grabación.

A lo que se refiere el trabajador del campo es que, hoy en día, es necesario comunicar el sacrificio a la Consejería competente en materia de Medio Ambiente y a Sanidad con suficiente antelación, además de exigir el aturdimiento previo del animal, el correspondiente análisis veterinario o que esté registrada convenientemente la explotación donde se va a realizar la matanza. Requisitos que en muchos casos han llevado a numerosas familias a dejar de reunirse en estas fechas para llevar a cabo esta actividad tradicional.