Ayer informábamos de la terrible situación en la que se encuentra Fernando Caso, un joven ganadero asturiano de 31 años que tuvo que abandonar ayer las dos cuadras que tiene dentro de Suarías, en La Callejuca y La Nozalera, después de que fueran clausuradas por una sentencia judicial que ha ejecutado el Ayuntamiento, tras la denuncia de un vecino. Caso había tomado hace una década el relevo de su padre al frente de la ganadería familiar, y este estuvo presente ayer durante el dramático desalojo. El progenitor no pudo evitar derrumbarse al ver cómo la Administración llevaba a cabo la clausura de las cuadras y comprometía el futuro de su hijo.

Las lágrimas del padre de Fernando eran las lágrimas de un mundo rural que muere asfixiado por normas urbanitas que parecen empeñadas en acabar con los usos y formas tradicionales de la cultura rural española. Las imágenes del padre derrumbado fueron captadas por la ganadera Marta García mientras iba decamino a una de las cuadras clausuradas por orden consistorial, y en ellas expresaba su angustia ante lo que estaba sucediendo: «Están arruinando al pobre chaval con la ilusión que tiene».

Un hombre completamente hundido

«Es un hombre completamente hundido, completamente destrozado», narraba García abrazando al padre del ganadero Fernando Caso. «Esto es lo que están haciendo con esta familia asturiana, con esta familia ganadera, con esta familia rural», dice antes de llegar a otra de las cuadras con el cartel de clausura.

«Qué vergüenza a lo que tiene que asistir esta familia, y lo más vergonzoso es que los papeles desde el Gobierno de Asturias han llegado al Ayuntamiento hace una semana, donde se podían haber agilizado los trámites para dar esta licencia de actividad, pero no se ha hecho por falta de voluntad política», denunciaba García.

Recordamos que desde este lunes, a este ganadero se le impide realizar su actividad tras la aplicación de reglamentos como el de actividades molestas, que data de 1961. Para poder continuar en esas cuadras, que usa de noviembre a marzo, Fernando Caso solicitó el 28 de febrero del pasado año la licencia de actividad, pero tampoco le fue concedido más plazo para evitar el cierre.

Por último, en un acto reivindicativo, decenas de ganaderos se concentraron en el municipio para apoyar al joven y el alcalde finalmente apareció, pero no quiso subir a ofrecer su versión.