El Gobierno registraba el pasado martes 2 de agosto en el Congreso de los Diputados, el Anteproyecto de Ley de Protección, Derechos y Bienestar de los Animales después de que, ni siquiera 24 horas antes, esta fuese aprobada en Consejo de Ministros. El propio Gobierno aprovechaba las vacaciones estivales para dar un nuevo impulso a la polémica ley animalista que cuenta con una fortísima oposición que se materializó en la masiva manifestación del mundo rural el pasado 20 de marzo en Madrid, donde más de medio millón de personas colapsaron las calles de la capital. Ahora, entre las múltiples voces que se han posicionado en contra se encuentran varias asociaciones conservacionistas de Canarias, que han enviado una nota de prensa a la redacción de Jara y Sedal para advertir de los «graves problemas» que traerá la normativa.
Si bien las asociaciones firmantes advierten de que comparten que la normativa pretenda «implementar mecanismos legales con el fin de fomentar la protección animal y prevenir el alto grado de abandono de animales», así como la creación del listado positivo de animales de compañía, la obligatoriedad de registro e identificación de hurones y gatos y la esterilización de estos últimos, critican otras muchas partes de la ley animalista contra la que ya han alzado la voz cientos de científicos.
Los gatos y hurones asilvestrados no pueden ser considerados animales domésticos
«El Proyecto de Ley considera que los gatos y hurones asilvestrados tendrán la consideración de animal de compañía lo que hará prácticamente imposible la adopción de medidas de control. Es evidente que los animales asilvestrados no dependen del ser humano para su supervivencia, por lo que no deben tener dicha consideración», advierten las asociaciones firmantes.
Según destacan, la bibliografía científica sobre el impacto de los gatos como depredadores de aves, reptiles, pequeños mamíferos o grandes insectos es abundante. El mayor impacto de los gatos ha sido ampliamente documentado en medios insulares. Entre otras afectaciones, está probado que su introducción en islas es corresponsable de, al menos, el 14% de las extinciones modernas de aves, mamíferos y reptiles ocurridas en territorio insular a escala global; y constituyen la principal amenaza para casi el 8% de las aves, mamíferos y reptiles considerados en peligro crítico por la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza.
También existe abundante información sobre el daño que provocan los gatos que deambulan libremente y depredan sobre las poblaciones de aves silvestres y otra fauna en zonas continentales. Se estima que estos gatos están implicados en la amenaza o extinción de al menos 430 especies. Junto a los roedores, constituye el principal grupo de mamíferos depredadores invasores.
En los estudios realizados sobre la dieta del gato en Canarias se han identificado un total de 68 especies depredadas. El gato se considera entre los principales factores que amenazan la supervivencia de especies de vertebrados endémicos como los lagartos gigantes de Tenerife, La Gomera y El Hierro, la lisneja de Fuerteventura, la musaraña canaria y el pinzón azul Gran Canaria, entre otros. También ocasionan importantes daños en colonias de pardelas, petreles o paíños. Por todo ello, en los planes de gestión de las especies y de los espacios naturales protegidos donde habitan se contemplan medidas para su control o erradicación.
En lo que se refiere a los hurones, las entidades que firman la nota de prensa aseguran que su asilvestramiento en Canarias es más reciente y su efecto está en estudio, pero ya hay datos preliminares sobre su depredación sobre aves y reptiles endémicos.
Por estos motivos, las asociaciones conservacionistas de Canarias consideran que «la gestión de los gatos asilvestrados debe quedar fuera del ámbito de esta Ley realizándose al amparo de la Ley 42/2007, de 13 de diciembre, de Patrimonio Natural y Biodiversidad y, concretamente, del Real Decreto 630/2013, de 2 de agosto, por el que se regula el Catálogo español de especies exóticas invasoras».
Las colonias felinas CER, una amenaza para la fauna nativa y un riesgo para la salud pública
«El Proyecto de Ley impone un modelo de colonias felinas para los gatos vagabundos en zonas abiertas de los municipios ‘con el fin de reducir progresivamente su población’, a pesar de que la mayor parte de la información científica disponible indica que este método no es efectivo para reducir el número de gatos en la vía pública ya que, por el contrario, su número suele aumentar con el tiempo», advierten. «Es necesario indicar que los gatos, aunque estén bien alimentados y esterilizados, siguen consumiendo animales que viven en el entorno de las colonias. Si bien pueden consumir roedores, también cazan reptiles y aves silvestres que habitan calles, parques y jardines de ciudades y pueblos, muchas de ellas están protegidas legalmente al estar incluidas en el Listado de especies silvestres en régimen de protección especial (LESRPE). Además, en Canarias la escasa distancia entre núcleos habitados y espacios naturales es en ocasiones escasa, por lo que el impacto de esta práctica es mayor», han añadido.
Otro aspecto a considerar, que es especialmente preocupante, es el de la salud pública. «La presencia constante de gatos en los espacios públicos es un riesgo para la salud ya que, son muchas las zoonosis que pueden transmitir. En relación con esto, el Consejo General de Colegios Veterinarios de España, en mayo de 2021, publicó un informe donde se indica que los gatos son animales domésticos que no deben vivir en la calle y que sus agrupaciones en colonias son focos activos muy peligrosos de enfermedades de los propios gatos y también de posibles focos de enfermedades de las personas», destacan. El estudio señala, además, que los animales sin control sanitario pueden ser transmisores de enfermedades zoonóticas como la toxoplasmosis, la bartonelosis, la clamidiosis, la rabia o la enfermedad de Lyme, además de ser un punto de necesario control de otras posibles enfermedades zoonóticas como es el caso de la COVID 19 o de algunas cepas de la gripe humana. También pueden actuar como transmisores de parásitos, como pulgas y garrapatas o algunas clases de sarna y hongos.
Como alternativa, consideran que las administraciones públicas competentes deben disponer de instalaciones cerradas con las necesarias condiciones de bienestar animal y bajo control veterinario, que permitan albergar a los gatos que viven en las calles o el medio natural.
Por las razones aducidas, con el objetivo de que se imponga el interés general, las asociaciones firmantes solicitan de los grupos parlamentarios del Congreso de los Diputados y del Senado que presenten y apoyen las enmiendas oportunas para corregir estos aspectos y evitar que esta norma se convierta en una amenaza para la biodiversidad canaria.
Asociaciones firmantes
Entre las asociaciones que han firmado el comunicado se encuentra la Asociación para la Conservación de la Biodiversidad Canaria (ACBC), Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza (ATAN), Grupo de Ornitología e Historia Natural de las islas Canarias (GOHNIC), Fundación Telesforo Bravo y Juan Coello y la Asociación para la Conservación del Patrimonio Natural y Cultural de Teno (ABEQUE).