Se trata de un caso de violencia de género que está pendiente de juicio en la Comunidad Valenciana. Ante los hechos, la Fiscalía Provincial de Valencia ha pedido una pena de 12 años de prisión para el presunto responsable, un hombre de la localidad de Monserrat.

Lo que exponen para solicitar este castigo es un maltrato continuado hacia su pareja y el haber matado a su mascota, un conejo, al que degolló e intentó obligarla a comérselo.

El escrito de acusación, según han informado desde Animal’s Health, le responsabiliza de varios delitos de maltrato de obra, además de amenazas, contra la integridad moral, maltrato habitual y delito contra los animales.

Las penas a las que se enfrenta el acusado

Por ese último, en concreto, piden una pena de 18 meses de prisión e inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo. Junto a esto, tres años de inhabilitación especial para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales y para la tenencia de estos.

De igual modo, la Fiscalía considera que deberá indemnizar a la víctima con 420 euros en concepto de responsabilidad civil debido a las lesiones físicas causadas, así como 3.000 euros por el resto de los hechos. También han solicitado la prohibición de acercarse a su domicilio o a todo lugar en el que se encuentre en un radio de 1.000 metros y la de comunicarse con ella por cualquier vía durante tres años.

En dicho documento han concretado que el acusado ya cometió actos que correspondían a los delitos mencionados desde el año 2021. Entre ellos, se incluyen «golpes con un garrote, puñetazos, tirones de pelo, amenazas de muerte (en una de ellas llegó a atar a la víctima y colocar un chuchillo en su cuello) y otras acciones como obligarla a ponerse de rodillas sobre arroz».

Amenazas de muerte

No solo eso, sino que también detalla que, estando en el domicilio familiar y queriendo atemorizar a su pareja, el acusado pronunciaba expresiones como que «la mataría», «la buscaría por debajo de las piedras» o «que si no hacía lo que él quería degollaría a su madre y a su hijo pequeño».

Esto, tal y como indican, hacía que la convivencia «fuera insoportable, por el constante sometimiento a una situación de poder y dominio que ejercía el acusado respecto a quien era su pareja».


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En lo que respecta a la muerte del conejo, la Fiscalía ha relatado que, tras haber tenido atada a su pareja por haberle escupido, la obligó a coger por las patas a la mascota mientras él la degollaba con un cuchillo. En ese momento, la obligó a mirarle mientras lo hacía mientras le aseguraba que era «para que aprendiera, que esa era su lección».

Después de todo esto, la víctima se escondió en el baño y cerró la puerta con pestillo. Sin embargo, el acusado la rompió y cogió y arrastró a su pareja hasta el comedor obligándole a ver el cuerpo del conejo sin vida y poniéndole la sangre por la casa. Algo más tarde, el acusado cocinó al conejo e intentó que su pareja se lo comiera.