La afición del veterano cazador gallego Senén Ramos es realmente envidiable: con casi 80 años de edad sigue, cada jueves y domingo de temporada, dando toda una lección al enfrentarse a tremendos jabalíes vakamulos que llegan incuso a 170 kilos de peso. Hijo del también conocido cazador por este medio Senén Ramos –que ha narrado múltiples historias de estos tremendos macarenos gallegos-, Ramos padre logró infundir la afición a su hijo y proseguir la suya propia aun con casi ocho décadas en sus espaldas.

El último jabalí que ha abatido ha sido durante el pasado fin de semana en la zona de la Ribeira Sacra, en la provincia de Orense, donde acostumbra a practicar la actividad cinegética junto con su cuadrilla. «Es el vicio que tengo, la bendita enfermedad desde que contaba con 16 años de edad, cuando empecé con mi padre. Aquel primer día abatí dos conejos y quedé prendado de esta afición», comienza relatando a Jara y Sedal el veterano cazador. «Desde pequeño veía a mi padre cazar conejos para poder comer, que era lo importante entonces», añade.

El pasado fin de semana se hizo con un macareno más que suma a la lista de los que ya ha tenido la oportunidad de abatir esta temporada: «No los cuento, porque prefiero vivirlos. Prefiero sentir el lance, disfrutarlo al minuto, sin la importancia de si llevo uno más o uno menos. Incluso disfruto igual cuando lo caza un compañero mío, es la bendita afición que llevo dentro…», confiesa Ramos.

El pasado domingo, los perros sacaron un jabalí que le entró de frente: «Venía directamente por una zona limpia hacia mí. Lo tumbé en el segundo disparo», relata sobre un lance que llevó a cabo con su rifle en calibre .338. «Anduve un poco, no vi sangre ninguna… pero al final, como la hojarasca estaba muy limpia, vi dónde estaba y a los 50 metros yacía el animal», describe. Tenía casi 100 kilos de peso.

El lobo controla estos jabalíes

Estos jabalíes «se meten en las zarzas, están ahí todo el día, se llenan de castañas y vuelven a su lugar de encame», relata Senén. Además, en la zona «notamos que tenemos una población de jabalíes bastante importante y, además, nos llegan animales desde muy lejos a comer». Senén añade: «Si un jabalí que llega a esta zona tiene 120 kilos en verano, en Navidades lo cazas y tiene 150, 160 o 170 kilos perfectamente, ya que se llena de grasa debido a la castaña», reseña el cazador.

Senén también explica que los grandes trofeos no suelen abundar debido a que en esta zona los animales «no incorporan tanto mineral calcio, que es lo que favorece el desarrollo de un buen trofeo. Al final, hablamos de huesos y de dientes, que son calcio». A pesar de ello, la provincia de Orense, que es la transición entre Castilla y León y el norte, «quizá sea la que mejor calidad de trofeos tiene tanto de corzo como de venado y jabalí» de toda Galicia.

«El lobo controla mucho la población, ya que encontramos excrementos de lobo con pelo de jabalí con mucha frecuencia», concluye el cazador.