Un «monstruo» de 160 kilos. Así ha sido el tremendo jabalí que los cazadores jiennenses Antonio Plana Ronquillo y Francisco Plana Olivares, padre e hijo, lograron abatir durante la madrugada del pasado jueves en una emocionante noche de espera en el coto social de la localidad de Bailén. Llevaban mes y medio detrás de sus pasos y no lograban dar con él cuando se ponían de espera hasta que, en esta última noche del 5 de agosto, lograron cazarlo.

Así fueron las eternas noches de julio en las que padre e hijo esperaban al jabalí

Desde mediados del mes de junio en el que vieron en su coto unas grandes pisadas de este jabalí, Antonio y Francisco seguían sus pasos. No entraba al puesto, y cuando lo hacía, era cuando ellos no estaban colocados. «No sabemos si nos olía, si pisteaba dónde estábamos, si nos veía de lejos… pero no lográbamos dar con él», explica en declaraciones a Jara y Sedal Francisco Plana.

Aparecía cuando los cazadores dejaban el puesto. «Cuando nos íbamos, entraba», señala Francisco. «Era como si supiera que nos íbamos de allí, por eso había que ser ingenioso para finalmente buscarle la vuelta y adelantarse a sus movimientos», relata sobre cómo prepararon la última y definitiva noche de espera.

Empezó a dar vueltas a su puesto la madrugada de este jueves. «Ya llevaba casi tres semanas sin entrar cuando, a finales de julio, vimos que acudió cuatro noches seguidas. Esa fue nuestra motivación para seguirle la pista, por lo que en la noche del pasado jueves, decidimos colocarnos de nuevo de espera. Suponemos que creía que habíamos desaparecido, que ya no íbamos por allí…», expone el cazador.

Un certero disparo

A mitad de la noche, y después de aguantar varios minutos cómo daba vueltas alrededor de unos impertérritos cazadores, vieron cómo se paraba. «El disparo fue muy bonito: levantó las piedras del cebadero y se puso de frente, mirándonos… pero esperé a ver si se cruzaba. El jabalí comenzó entonces a gruñir y disparé. Anduvo unos diez metros y se metió entre las matas», explica el cazador sobre el disparo.

Tras un corto pisteo, encontraron al animal. Habían dado caza a un tremendo verraco, quizá el más imponente de este coto en todo el año. «El trofeo podría ser medalla, pero todavía no me lo han asegurado desde la taxidermia», explica Francisco.

Para el disparo, el cazador utilizó un Rifle Krico en calibre .30-06 con munición Federal de 180 grains.