La Sociedad Española de Ornitología BirdLife (SEO/BirdLife, organización española de “pajareros” y su integradora europea (de matriz inglesa, los ingleses dominan en Europa la ornitología –estudio de las aves– y muchas sociedades científicas) han logrado declarar a la perdiz roja como “casi amenazada” en la lista roja de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, organización que en Europa utiliza a BirdLife para sus propuestas sobre aves). Así ya han comunicado su dogma a la Comisión Europea.

La Comisión Europea adopta las propuestas UICN-BirdLife y las transforma en legislación estatal que, después, se trasponen a la legislación de las comunidades autónomas.

La antesala a la prohibición de la caza de la perdiz roja

La clasificación como “casi amenazada” tiene implicaciones legales importantes: es la antesala a su reconocimiento como vulnerable, lo que implicará la suspensión de su caza. Y esto tiene muchas repercusiones relevantes de tipo ecológico, económico y social para el mundo rural, especialmente para las provincias más despobladas de la España vaciada.

La declaración de la perdiz roja como especie “casi amenazada” no tiene soporte científico. Los métodos de censo usados por SEO no son adecuados para evaluar el estado de conservación de la perdiz roja, las fechas y el muestreo no son representativos, los datos no enseñan la realidad de la perdiz roja y la interpretación que SEO hace de estos datos sesgados lleva a conclusiones erróneas.

Esta etiqueta que SEO/BirdLife ha puesto a la perdiz roja está aislada, no tiene historia real, contexto social, económico, ni cultural.

Es indudable la crisis de biodiversidad que padece el planeta y sus efectos sobre la vida silvestre, debido al uso que hace el hombre de la tierra y el agua, al cambio global: producción agrícola intensiva, abandono de los cultivos extensivos y de montaña, desarrollo de las infraestructuras (autovías, tren alta velocidad, tendidos eléctricos, canales…), la urbanización, la industrialización, la contaminación, el calentamiento…

Pero también es innegable el esfuerzo que se realiza en los cotos de caza para contrarrestar los efectos de este cambio global en la vida silvestre y conseguir la conservación y aprovechamiento sostenible de la perdiz roja.

Repercusiones de la medida

¿Qué repercusiones con respecto a la conservación de la especie va a provocar esta medida? Se va a perder toda la gestión que los cotos de caza desarrollan para recuperar y mantener las poblaciones de perdiz roja silvestre. La alarma sobre el estado actual de los ecosistemas exige la responsabilidad y el compromiso solidario de todas las personas que aman la naturaleza. No parece que colocar etiquetas, que sólo buscan el rédito económico y político, sea la solución para cooperar y gestionar la conservación de la naturaleza.

El problema de conservación de la naturaleza es amplio y global, desafortunadamente la respuesta de SEO es estrecha y sectaria. Nos expulsa a todos los que no pensamos como ellos de la lucha conservacionista; además, pretende apoderarse, en exclusiva, de las ideas que desde hace miles de años comparte la humanidad. ¿Qué conseguiríamos con una cooperación global? La responsabilidad y el compromiso solidario pueden crear vínculos y oportunidades. Lo contrario, como los hechos de la SEO, conducen al enfrentamiento.

La caza de la perdiz roja es sostenible

En este sentido los planes de ordenación cinegética, los planes técnicos de caza anuales y los proyectos de mejora de la gestión cinegética actúan con: regulación de capturas, control del furtivismo, control de depredadores y mejoras del hábitat para contrarrestar los daños del cambio global (parcelas para la fauna silvestre, bebederos, franjas sin cosechar, repoblaciones de vegetación natural…) y sostener el medio rural (dinamización económica, formación, desarrollo social, publicaciones y actividades culturales…).

En los cotos de caza gestionados de acuerdo con la legalidad, sucede todo lo contrario a la proyección negativa de la SEO, porque en ellos se están recuperando las poblaciones de perdiz hasta donde la calidad del hábitat y el control de predadores lo permiten.

En Castilla y León, la comunidad más extensa que ocupa el 18,6% de España, desde 1991 se recoge una estadística cinegética fiable (Consultora de Recursos Naturales, 2018, 2014). Los resultados de capturas en perdices por 100 hectáreas demuestran una fluctuación de la población (=27, =2,72±=0,89) con tendencia estable. Por ejemplo, en 1992 y en 2017 las capturas fueron 1,58 y 1,52 perdices por 100 hectáreas, respectivamente. Otros estudios robustos muestran la misma tendencia estable en distintas zonas del país.

En contraposición, las poblaciones de perdiz sí están en declive generalizado en los Espacios Naturales Protegidos por el impacto de la depredación, debido a la abundancia de gato asilvestrado (Felis domesticus), rata (Rattus norvegicus), zorro (Vulpes vulpes) y jabalí (Sus scrofa). Por ejemplo, la Reserva Natural de Mas de Melons, en el Valle del Ebro o el Parque Nacional de Aigues Tortes i l’Estany de Sant Maurici, en el Pirineo (hay muchos ejemplos).

Con el paso de los años las distintas comunidades autónomas y los técnicos (multidisciplinares) encargados de los planes de ordenación cinegética y planes técnicos de caza anuales han perfeccionado su trabajo, con la consiguiente sustancial mejora de la gestión cinegética desde 1990 (año en que las comunidades autónomas comienzan a aplicar la Ley de Conservación de la Naturaleza de 1989).

Las medidas de protección a la especie y sus hábitats, base de su conservación

La existencia de fincas conservadas para mantener la perdiz roja silvestre y la producción de biodiversidad es un importante ejemplo que debe ser protegido, reconocido y subvencionado como modelo de gestión del territorio. Porque estos espacios son reservas naturales que garantizan la conservación de la especie frente a la demanda de producción agrícola intensiva y agresiva con la naturaleza para producir alimentos y materias primas para el hombre.

La conservación debe sostenerse con medidas de protección a la especie y sus hábitats. Debemos dejar de preocuparnos por las etiquetas que pone la SEO y aprender a mejorar la gestión cinegética.

La protección basada únicamente en la catalogación en distintos tipos de categorías, no es eficaz para la conservación de las especies que pretende proteger, ya que impide la gestión activa y sostenible de la población sobre el terreno.

Para conservar tenemos que eliminar las presiones negativas y restaurar los hábitats. Es imprescindible actuar sobre los factores ecológicos causantes del declive (negativos), suprimirlos o atenuarlos. Y esta gestión solo puede ser aplicada por los propietarios y gestores cinegéticos que tienen capacidad de actuar en el campo. Siempre a cambio de un aprovechamiento racional y sostenible de estos recursos, de cuya conservación son los principales interesados.

La alarma sobre el estado actual de la vida silvestre exige la responsabilidad y el compromiso solidario de todas las personas que aman la naturaleza.