Los cazadores son los mayores amantes de los animales, sin duda. Es una afirmación que se sostiene por datos como los que Fernando Villalobos, presidente de la sociedad de cazadores de Cartaya (Huelva), ha expuesto hoy en Jara y Sedal: en su humilde coto social se han gastado a lo largo del año más de 50.000 euros en dar de comer y beber a la fauna silvestre.

A lo largo y ancho de todo el terreno que ocupa el coto, tienen hechos unos noventa comederos en las 12.000 hectáreas de terreno que poseen: «Les echamos de comer a las especies cinegéticas pero también a especies protegidas. En el último mes nos hemos gastado 8.000 euros en comida, pero es que si contamos todo lo que nos gastamos a lo largo del año y la renovación de las infraestructuras de agua y alimento, llegamos a los 50.000 euros invertidos en proteger la fauna que aquí habita», destaca Villalobos.

En total, el coto maneja un presupuesto de unos 70.000 euros anuales sufragado por sus 300 socios, un dinero que también emplean para pagar al guarda que cuida sus dominios. En el coto habitan especies como perdices, torcaces, tórtolas, conejos, liebres, jabalíes, ciervos… y múltiples especies protegidas.

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La lucha contra la ‘basuraleza’, otro de sus frentes abiertos

Estas actividades de alimentación de la fauna en este coto onubense se completan con varias recogidas anuales de basura en sus terrenos: «Aquí hay muchísima gente que sale al campo, no sólo los cazadores, ya que tenemos núcleo costero y algunas personas dejan la basura. Pero ya estamos los cazadores para recogerla…», pone en valor el presidente de este coto onubense.

Un coto de caza también comprometido contra el ahogamiento de fauna silvestre

rescatan jabalina

Los cazadores de este coto también están también comprometidos contra el ahogamiento de fauna silvestre en un canal que atraviesa el coto. Cada año se encuentran una media de entre 20 y 30 animales muertos en el agua. «El problema es que el canal tiene una valla de un metro y tras ella hay una caída», explica Villalobos. «Los animales que saltan la valla no ven lo que hay detrás y caen en el canal. Todo se solucionaría duplicando la altura de la valla, algo que llevamos mucho tiempo pidiendo», lamenta. Así salvan a los animales que caen en él.