La consecuencia más grave que puede tener un perro cuando se somete a condiciones externas de temperaturas extremadamente altas es lo que se denomina golpe de calor, que consiste en un aumento de la temperatura corporal entre los 41 y 43 ºC -recordemos que la temperatura normal de perro es entre 38 y 39 ºC-.

Este aumento de temperatura va a provocar daños en las células, órganos vitales del perro y sistemas de coagulación de la sangre. El ejercicio intenso en las horas más cálidas del día, o perros encerrados en el coche  o remolques a pleno sol son las situaciones más comunes que pueden provocar el golpe de calor.

Cómo prevenir un golpe de calor en perros

Durante la caza, podemos poner en marcha medidas para prevenir el fatal golpe de calor:

  • Nunca dejes los perros dentro de los coches o remolques a pleno sol, ya que en el interior se alcanzan temperaturas excesivamente altas.
  • Evita que el perro realice ejercicio en las horas centrales del día, cuando hace más calor
  • Si es posible, moja a los perros durante la jornada de caza para que se refrigeren y suministrarles agua para mantenerles hidratados.

¿Cuáles son los síntomas de un golpe de calor en un perro?

El golpe de calor es una situación de extrema gravedad a la que, ahora que comienza la media veda en plena ola de calor, se enfrentan nuestros compañeros de caza. Su vida depende de nuestra capacidad de reacción, así que estáte atento a estos cinco síntomas.

1. Jadeos intensos y abundante babeo

Uno de los síntomas más evidentes es que mantiene la boca abierta con fuertes e intensos jadeos en un intento de favorecer la pérdida de calor corporal (recuerda que los perros no pueden sudar). Además de un abundante babeo, las encías y lengua adquieren un color rojo oscuro e incluso azulado debido a un fallo en la circulación sanguínea, y puede sufrir arcadas y vómitos por daños en el aparato digestivo. Nuestro compañero puede llegar a perder la consciencia y no responder a los estímulos externos.

2. Respiración acelerada y aumento de la temperatura

Su cuerpo desprende más calor por el exceso de temperatura y la respiración se acelera para ayudar a disiparlo. El corazón late muy deprisa (taquicardia) para favorecer que la sangre llegue a las zonas superficiales del cuerpo y perder calor. El abdomen se mueve de forma más intensa para contribuir en el trabajo respiratorio.

3. Temblores y convulsiones

Están provocadas por desequilibrios en los electrolitos y sales minerales del organismo como consecuencia de la alta temperatura corporal. No sólo eso: además se produce una bajada del azúcar en sangre (hipoglucemia). Estas circunstancias afectan negativamente al funcionamiento de los sistemas nervioso y muscular del animal. La consecuencia neurológica más grave del golpe de calor es el edema cerebral, que puede provocar la muerte de nuestro perro de forma inmediata.

4. Fiebre alta y diarrea

Si tienes un termómetro a mano puedes tomarle la temperatura a través del ano: si supera los 41º C (pudiendo llegar a los 42,5º C) está sufriendo un golpe de calor. Es la forma más fiable de averiguarlo. Nuestro compañero de caza puede presentar diarrea, incluso con presencia de sangre debido a los daños que la alta temperatura corporal provoca en su mucosa digestiva.

5. Permanece quieto y tumbado

El perro permanece tumbado para mantener en contacto el abdomen y las ingles con el suelo fresco: al ser zonas con menos pelo la pérdida de calor es más eficaz. Será incapaz de ponerse en pie debido a la debilidad que padece como consecuencia de las alteraciones orgánicas que sufre fruto de la alta temperatura corporal. 

El agua en el coche para que los perros se hidraten no puede faltar en estas fechas. © Jara y Sedal

¿Cómo actuar si tu perro está sufriendo un golpe de calor?

Una vez identificado el golpe de calor, tu objetivo es bajar su temperatura corporal. Lleva a tu perro a un lugar sombreado y con corriente de aire si es posible. Moja unas toallas o las telas que tengas a mano y cúbrele con ellas (vuelve a mojarlas  conforme se vayan secando y calentando). Con la evaporación del agua se consigue que la pérdida de calor corporal sea más eficiente.

Masajea su piel y patas para favorecer la circulación sanguínea y nunca le sumerjas en agua fría ni le apliques hielo: tan sólo provocarías un fuerte contraste de temperatura que haría que la sangre deje de fluir a la piel y extremidades impidiendo la eliminación del calor corporal. Deja de realizar estas maniobras cuando la temperatura corporal sea de 39 o 39,5º C: si le provocamos una hipotermia los daños de sus órganos vitales serán mayores. Aunque se recupere y te parezca que está bien, acude a tu veterinario para que lo vigile y detecte posibles daños. 

Una vez en el veterinario, se le administrarán sueros intravenosos para recuperar la presión arterial y asegurar la irrigación de los órganos internos y se harán analíticas de sangre para valorar el daño sufrido por esos órganos. Se debe mantener en vigilancia hospitalaria al animal durante 24-48 horas para evitar posibles complicaciones.
Los perros con graves daños orgánicos mueren en las primeras 24 horas, y tienen mejor pronóstico los que sobreviven ese primer día.

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